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Abuelas de Ochalí también van al colegio
La institución educativa tiene hoy ocho mujeres adultas, que son madres cabeza de hogar.
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María Esperanza tiene dos nietos y estuvo más de 20 años desescolarizada, Hoy es alumna de 10 grado. FOTO Rodrigo Martínez
21 de abril de 2015
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Atravesando lomas y hasta campos minados por los grupos armados, María Esperanza Espinosa, de 53 años y abuela de dos niños, antes de que aparezca el sol, todos los miércoles, sale de su casa en la vereda La Zorra, a estudiar a la Institución Educativa de Ochalí, en Yarumal, norte de Antioquia.
María Esperanza, de tez canela curtida por el clima de tierra fría, es madre cabeza de hogar y se sostiene con los trabajos agrícolas de su parcela.
Como cualquier adolescente, se pone su uniforme: una falda de lino a cuadros color granate, café, blanco y negro; una camisa blanca, de mangas cortas; medias blancas a la rodilla; corbata y zapatos colegiales y emprende su camino a la escuela, cuando los gallos anuncian el nuevo día.
Se echa a la espalda el morral escolar y camina dos horas rumbo al colegio en Ochalí, una población, con no más de 40 casas, la mayoría de tapia y techos de teja de barro.
Siempre lleva en su mente la consigna que les dan en el colegio. “Hay que caminar por el camino real, siguiendo las pisadas de las bestias y en el casco urbano andar siempre por el cemento, porque se corre el riesgo de pisar una mina antipersonal, sembrada por guerrilleros del frente 36 de las Farc, que hacen presencia en la zona.
María Esperanza afirmó que llevaba más de 20 años sin estudiar y cuando le dieron la oportunidad en Ochalí, volvió a hacer el quinto de primaria.
Hoy está en el grado 10 y espera terminar el bachillerato para tener mejores oportunidades laborales.
“Los profesores nos ponen trabajos para hacer en la casa, pero constantemente tengo que estar consultando en la biblioteca del colegio, por eso me gustaría tener acceso al computador”, dijo con timidez.
Su compañera María Nubia Peláez, tiene 50 años y ha sido desplazada de Ochalí en dos oportunidades. Primero por la guerrilla y luego por paramilitares. Cursa el grado 11 y, a diferencia de Esperanza, asiste a clases todos los días con los adolescentes, por ser habitante del casco urbano. A pesar de su edad, también viste de colegiala.
Es madre de cuatro hijos y se sostiene de su trabajo como campesina. Le gusta la química, pero reconoce que no le va bien con el inglés.
María Elena Aguiar, tiene 43 años y también está en 11 y va todos los días va al colegio. Le gusta la informática, pero como a María Nubia, le va mal con el inglés. Dice que es madre y padre a la vez y vive del cultivo del café.
Mucho esfuerzo
El rector de la institución educativa de Ochalí, Juan Manuel Lopera, destacó el sacrificio de estas madres, que en total en el colegio suman ocho con más de 50 años. “Desafían las inclemencias del tiempo, las distancias, la edad, la pobreza y las minas, porque todos los alrededores están sembrados por explosivos”, contó.
Reconoció que en medio de las clases les hablan de minas a los muchachos y a estas amas de casa y les advierten que no se metan por atajos para llegar rápido al colegio. Incluso les dicen que en el casco urbano tienen que andar por el concreto, porque los explosivos no son un cuento.
Aunque la oferta en Ochalí es también para los abuelos, hasta el momento los hombres han sido tímidos para medírsele a este reto.
Por eso al colegio la Secretaría de Educación le autorizó iniciar una jornada los sábados para mayores de 18 años.
Estas abuelas esperan que el Sena llegue a Ochalí con sus tecnologías..
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mujeres, mayores de 43 años, se graduaron de bachilleres entre 2013 y 2014, en la I.E. de Ochalí, de Yarumal.
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