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Yo te atiendo y salvo tu vida y tú me insultas y me agredes. Ese parece ser el denominador común del drama que está viviendo el personal médico del hospital San Vicente Fundación, que lanza un llamado de auxilio para que los pacientes y sus familiares actúen con más respeto y tolerancia.
Médicos, enfermeras y personal de seguridad de la institución son atacados a golpes o agredidos de palabra cuando se dan demoras en la atención especialmente en la unidad de Urgencias, donde la alta congestión origina los retrasos.
Nicolás Echeverri, médico general, cuenta que fue atacado por un paciente intoxicado: “Le estábamos brindando la atención, pero esa persona estaba incontrolable, terminó dándome un puño en la cara y robándome la cadena”.
Ana María Giraldo, enfermera, narra que una compañera fue tomada del cabello por la madre de una niña a la que quería que atendiera de inmediato cuando ella le brindaba auxilio a otra paciente: “Cada enfermera tiene en promedio cinco pacientes, ella le dijo que apenas terminara seguía con su niña, pero la reacción fue tomarla del pelo y arrastrarla”.
“Yo atendía una niña por un trauma leve, pero como registró presión alta la dejamos en observación, el padre no entendió, lo que hizo fue insultarme y tratar de agredirme, hubo que llamar a la Policía”, relata Jonhatan Rendón, médico de Urgencias.
“Nosotros tenemos el deber de atender a los pacientes, pero ellos tienen el deber de respetarnos”, concluye la enfermera Ana María.
Juan Guillermo Maya, director médico de la institución, entiende las dificultades del sistema de salud, cuya congestión desespera, pero pide que la gente entienda que en Urgencias se hace la atención no por orden de llegada sino por la gravedad: “Muchas veces son casos para atender en instituciones de menor nivel, las familias no pueden descargar la desesperación en nuestro personal”, sostiene.
El jefe de Ginecobstetricia, Juan Pablo Guerrero, enumera situaciones complejas: “Padres que llegan bajo el influjo del consumo de sustancias sicoactivas, familiares de pacientes que no acatan las normas y horarios de visita, familiares y pacientes que no entienden la clasificación para priorizar la atención”.
Diego José Duque, jefe de urgencias y Cirugía, asegura que para aliviar la congestión, que no baja del 35%, se trabaja de la mano con Savia Salud y Metrosalud, pero los pacientes siguen llegando masivamente al San Vicente a pesar de haber otras instancias que les pueden brindar servicio.
“El hospital contrata más personal y mejora su infraestructura, pero con 500% de ocupación en la capacidad instalada es muy complejo evitar la congestión”, advierte.
Iván Castro, representante legal de Seguridad Colombia Antioquia, la empresa que maneja la seguridad y vigilancia en la institución, repite que hay agresiones por igual en el hospital Infantil y en Urgencias de adultos. Relata que este año los padres de una menor a la que no se le podía dar salida agredieron al jefe de puesto.
“Le dieron golpes tan fuertes, que hubo que incapacitarlo dos días”.
Hay hasta personal amenazado por grupos armados, admite la institución. El personal médico está protegido por el Derecho Internacional Humanitario. Lo que pasa en el San Vicente no tiene nombre. O sí, se llama intolerancia. Y hay que combatirlo con más seguridad y mucha cultura .