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Antioquia y Medellín pueden vender limones y arepas, pero también ofrecer conocimiento y productos con valor agregado.
Con estas palabras Pablo Javier Patiño, director general de la Corporación de Investigaciones Biológicas (CIB), expresó la necesidad de cambiar el modelo de negocio que permita a la entidad generar ingresos durante los próximos años para salir de las afugias económicas que la acosan.
Tiene ingresos proyectados por $5.000 millones, recursos que “darían para 1,5 años, pero requerimos un cambio en el modelo de negocio para poder asegurar la operación”, indicó Patiño.
La CIB puso a Colombia en el radar de la ciencia en el mundo y su fondo editorial es reconocido, desde hace más de 40 años como el más importante de la educación en salud: medicina, odontología y enfermería, entre otros.
Como el reto es optimizar las unidades de negocio con el propósito de hacer sostenible a la corporación científica, se tocan varias puertas, como la Alcaldía de Medellín.
En ese sentido, se pretende adelantar convenios con Sapiencia, la agencia para la educación superior, o con las instituciones de educación superior de municipio: I.U. Colegio Mayor de Antioquia, I.U. Pascual Bravo, e Instituto Tecnológico Metropolitano, ITM.
Una de las opciones sería realizar investigación conjunta, mediante la vinculación de profesores a los proyectos de investigación que realice la CIB.
Otra opción es que profesores o estudiantes de estas instituciones cursen estudios de doctorado en el CIB.
Y también se plantea la posibilidad de ejecutar proyectos conjuntos de salud pública relacionados con el VIH sida.
Ayer se realizó una reunión que contó con la participación del presidente del Concejo de Medellín, Jesús Aníbal Echeverri; el director la Agencia para la Educación Superior de la ciudad (Sapiencia), Miguel Silva Moyano, y funcionarios de la Alcaldía, entre otros.
Tras la discusión se concluyó que la Alcaldía aportará $125 millones este año, $250 millones en 2018 y $125 millones en 2019.
Además, el Concejo estudiará un proyecto de acuerdo para establecer una política pública, que estaría lista en abril, con el fin de garantizar los recursos para la entidad dedicada al conocimiento.
Jesús Aníbal Echeverri agregó que el director de la CIB “presentará una propuesta que permita acompañar, con presupuesto de la Administración Municipal, las investigaciones que adelante la CIB”.
La institución debe pagar un crédito por $1.600 millones a una entidad bancaria y, además, adeuda al Instituto para el Desarrollo de Antioquia (Idea), unos 400 millones de pesos.
Estos recursos son pagados con el dinero recibido de la Gobernación de Antioquia, por concepto de arriendo: cerca de $1.000 millones anuales.
Juan David Arteaga, secretario (e) de Salud de Antioquia, explicó que en 2015 la entidad trasladó el Laboratorio Departamental de Salud Pública de Antioquia a los pisos tres y cuatro de la CIB.
Son unos 30 funcionarios los que laboran en las instalaciones de la corporación: bacteriólogos, personal administrativo, microbiólogos, y médicos epidemiólogos, entre otros.
Los profesionales continúan en la sede arrendada mientras se construye una nueva sede del laboratorio.
Luego de que en 2016, directivos de la CIB visibilizaran sus problemas económicos, en agosto del año pasado se dieron a conocer apoyos económicos de la U. de A., $1.000 millones, UPB, $500 millones y Colegio Mayor, por medio de Sapiencia, $500 millones.
En su momento se informó que los aportes se realizarían en 15 mensualidades y se destinarían para mantener los proyectos de investigación. La operación de este año está asegurada, pero las dudas se generan sobre los próximos.