Carrera solar marcada por creatividad de 60 equipos

Bajo un fuerte sol, estudiantes y profesores de colegios oficiales y privados participaron en la tercera versión del evento que promueve EPM.

Érika Palacio (izquierda) participó con su carro “Helios” y quedó fuera de competencia al no llegar a la meta. Tardó un mes en construir el bólido, con madera y circuitos, en compañía de sus compañeros de colegio. FOTO Juan Antonio sánchez

Luego de ubicarse en los primeros puestos de cada una de las cuatro pruebas individuales y en el circuito colectivo, el equipo Flash Rebels fue el ganador de la tercera edición del Circuito Solar de EPM.

Los tres estudiantes y un profesor del colegio Federico Sierra, del municipio de Bello, se impusieron a otras 59 iniciativas similares, que mostraron el conocimiento de los jóvenes sobre energía solar.

En otro lado estaban Érika, Mauricio y Víctor, tres estudiantes de la institución educativa San Rafael de Heliconia, quienes a las cinco de la mañana emprendieron un viaje de dos horas hacia Medellín para asistir a este reto.

Arropados entre sus piernas, estos tres muchachos protegían dos pequeños bólidos, “Seedcar” y “Helios”, creaciones propias que durante un mes construyeron con profesores y compañeros.

Los carritos funcionan con una base de madera, un motor y páneles solares que fueron proporcionados por EPM.

A pesar de ser una competencia, estos jóvenes nunca consideraron participar por un premio. Su mayor inspiración vino de las necesidades de su pueblo, Heliconia, donde habitantes y campesinos han basado parte de su sustento en la recolección de café.

Recoger y sembrar

Al ver durante años la recolección manual, los estudiantes decidieron crear carros que facilitaran esa labor.

Aunque los pequeños modelos no cumplen funciones mecánicas de recolección, son el prototipo inicial del proyecto que estos jóvenes estudiantes quieren iniciar.

“Nos basamos en un carro que pudiera recoger semillas y las separara, esa es nuestra base porque puede darle puntos técnicos e innovadores a nuestro pueblo”, cuenta Mauricio sobre su carro “Seedcar” que construyó junto a su amigo Víctor.

Érika, por su parte, diseñó su carro solar con la intención de arar y sembrar las semillas, para que el proceso no tardara tanto.

Facilitarles la vida

Mauricio reiteró la necesidad de facilitarle las cosas al campesino.

Aunque él y sus dos compañeros aceptan que las condiciones en el pueblo no están mal, ven en el oficio de recolección una tarea que no cualquiera puede cumplir.

“No venimos por el premio, venimos a aprender”, dijo Mauricio.

Para ellos, se trata de que todo pueda ser más útil y veloz, mejorando la calidad de vida de los personas y por ello están dispuestos a aprender de estas oportunidades que la vida y sus capacidades les presentan.

En búsqueda de la carrera

Érika tiene 16 años y nunca había participado en este tipo de proyectos, pero para ella “la vida es de tomar retos y eso es lo que yo hago”.

Ella se acerca a la fecha de sus grados y, aparte de este proyecto, su gran desafío ahora es pasar a la Universidad Nacional; la ingeniería administrativa es su objetivo y el próximo 4 de septiembre tendrá una cita con la academia para buscar su ingreso.

Según Víctor, su habilidad con las “marañas” que hace reparando motos le ha servido para intervenir pequeños aparatos, conocimiento que, sumado al de Mauricio en sus cursos de electrónica en el Sena, los convirtieron en el dúo ideal.

Ambos se unen por la carrera solar, pero van en direcciones distintas. Los dos, de 15 años, cursan el grado octavo y ven sus carreras profesionales en la ingeniería mecánica y la psicología, respectivamente.