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Colegios más globales con calendario B

La idea es facilitar la movilidad, los intercambios y una mayor capacitación para alumnos y docentes de estas instituciones.

  • El cambio al calendario B facilita la proyección internacional de los alumnos. FOTO archivo
    El cambio al calendario B facilita la proyección internacional de los alumnos. FOTO archivo
28 de agosto de 2016
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El proceso de internacionalización y globalización en el que Colombia decidió involucrarse desde hace ya más de una década, no es solo en el campo de la economía.

También otros sectores, como el de la educación, se ven influidos por esta nueva mentalidad y necesidad de proyectarse a un entorno internacional y generar cambios en sus procesos.

Uno de ellos es el calendario escolar. En la gran mayoría de colegios en Antioquia los tiempos de estudio se rigen por el denominado calendario A, es decir, el año escolar inicia en enero y finaliza en noviembre, con sus respectivos períodos de vacaciones. Sin embargo, existen algunos –dos en Medellín– que ya se rigen por calendario B (iniciando clases en agosto y terminando en junio del año siguiente) y otros más avanzan en un proceso de transición para adoptar este nuevo período académico.

¿Por qué esta decisión?

Tanto Catalina Guzmán, rectora del Colegio Marymount, como Ómar Giraldo, rector del Gimnasio Los Alcázares, dos de los colegios en transición de un calendario a otro, explican que uno de los dinamizadores de la decisión es el carácter internacional que tienen hoy muchas instituciones educativas.

En el caso de ambas, hacen parte de redes o comunidades con colegios por todo el mundo –Hermanas del Sagrado Corazón y Aspaen, respectivamente–, también son instituciones certificadas por organismos internacionales y tienen alianzas, incluso con universidades internacionales como Cambridge, para el caso del Marymount, que otorgan a sus alumnas un título de bachillerato internacional.

“Y en los procesos de internacionalización del colegio que tienen que ver con inmersiones, con movilidad de docentes, con reclutamiento de profesores extranjeros, es muy complicado hacer esos procesos porque el calendario siempre estaba cruzado”, anota Ómar Giraldo.

Estas condiciones hacen que para ellos sea necesario adaptarse al calendario de estudios internacional y que se basa en períodos que van de agosto a junio.

Trabajo intenso

En el proceso de migración de un calendario a otro fue necesario adaptar los tiempos de los períodos académicos. Es así como las entidades educativas avanzan en este momento en el desarrollo de un proceso de cumplir con dos años académicos en un período de 18 meses, que deben terminar en junio del próximo año.

“Eso supone ajustes en el pénsum, recortar algunos períodos de vacaciones, intensificar el trabajo de unas áreas, disponer de tiempos adicionales de la jornada”, cuenta Ómar Giraldo.

“Lo importante es poder contar con colegios homologados en un calendario para favorecer muchos procesos académicos: los intercambios, la adquisición de experiencias en otros continentes, la movilidad de docentes, las inmersiones”.

Una visión que comparte Catalina Guzmán al señalar que hoy una de las misiones más importantes que tienen los colegios se orienta a “formar estos ciudadanos que necesitamos sean globales y se desarrollen donde quieran estar. Porque cada vez hay una mayor movilidad de estudiantes y profesionales, entonces es, desde pequeñitas, darles estas herramientas de movilidad, de respeto por otras culturas”.

Para la rectora del Marymount este proceso también ha significado que tanto docentes, directivos escolares, padres y alumnas salgan de la zona de confort en la que se encontraban.

Porque aunque parezca un proceso que consiste simplemente en cambiar unos meses, realmente implica una modificación de muchas rutinas escolares y familiares.

Luis Aristizábal es padre de familia de dos alumnas en el Colegio Montessori, que adelanta un proceso de transición en su calendario escolar, y reconoce que si bien no es un paso sencillo de dar, por la modificación de algunas actividades cotidianas, sí apunta que era algo necesario en el proceso educativo actual.

“Lo creíamos peor (el proceso de transición), pero el colegio ha planeado, recomendado y ejecutado muy bien todo. Mientras uno esté atento y dispuesto al cambio no es mayor el traumatismo. Las niñas sí se han privado de algunas actividades extracurriculares porque la demanda de tiempo es alta. Pero ya vendrán horarios y tiempos más normalizados”, explica.

También anota que como padre de familia considera que es un paso natural que deben dar los colegios en pro de lograr una mayor vinculación de los niños y jóvenes, que más adelante desempeñarán diferentes roles en su vida cotidiana, con un entorno cada vez más globalizado”.

“Es importante saber que el cambio no es un capricho ni una moda, obedece a una estrategia muy clara para poder acceder a beneficios en el exterior en los intercambios, entre otras cosas”.

En agosto del próximo año ya los colegios en el proceso de transición comenzarán a desarrollar plenamente sus actividades, basados en el nuevo calendario.

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colegios avanzan actualmente en este proceso: Marymount, Alcázares, Pinares y Montessori

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