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La primera medida para evitar la deserción en la educación superior es propiciar los medios para que los bachilleres tengan claras sus aptitudes. En los colegios privados se ha avanzado en ese procedimiento, pero en los oficiales de Medellín, apenas se inició ayer con la aplicación del Test de Orientación Vocacional y Ocupacional (Tovo).
Más de 17 mil estudiantes de instituciones públicas de grado 11 en la ciudad, realizaron la prueba que arrojará resultados durante los primeros quince días de septiembre.
Según Luis Guillermo Patiño, secretario de Educación de Medellín, el Tovo hace parte de un proceso de mejoramiento de la calidad educativa que inició con la formación de 13 mil estudiantes, 1.200 docentes y 250 rectores, y que tiene como objetivo que los estudiantes de bachillerato identifiquen cuáles son sus competencias académicas.
“Qué sepan para qué son buenos en el mundo profesional y que de esta manera tengan la capacidad de tomar la determinación de con qué carrera se identifican”, dijo.
Patiño, reveló que uno de los problemas detectado es que los jóvenes no saben qué estudiar y así ingresan a las carreras, pero al primer o segundo año desertan.
Para Claudia Boada, rectora de la I. E Ramón Giraldo Ceballos, es notable la deserción en universidades por las debilidades de los bachilleres al no tener claro cuál es su perfil.
“Cuando uno les dice con más precisión para qué tienen posibilidades, los jóvenes sienten satisfacción”, anotó.
La socialización de los resultados estará acompañada de la oferta de las tres instituciones de educación superior de la ciudad (Colegio Mayor, ITM y Pascual Bravo).