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Después del extraño discurso en el que habló de todo menos del tema del debate -arte y cultura en Medellín-, el concejal Santiago Jaramillo fue suspendido de su partido, el Centro Democrático (CD), que prometió buscar ayuda profesional para el cabildante de la capital antioqueña.
Varios miembros del partido de oposición ofrecieron disculpas en nombre de Jaramillo, e incluso su máximo líder, el senador y expresidente Álvaro Uribe, se pronunció al respecto:
“Hay que ayudar al concejal a que busque unas ayudas científicas. No debería decir yo nada más, pero el Centro Democrático es muy estricto en la exigencia de comportamiento de todos nosotros”.
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Los que no le dieron la espalda fueron sus compañeros del Concejo de Medellín, que este viernes publicaron un comunicado sobre el sermón de Jaramillo y la polémica que desataron sus palabras:
“La corporación se ha caracterizado por ser un espacio de deliberación democrática donde cada concejal tiene derecho a expresar libremente sus opiniones, por lo que desde la parte humana los concejales acompañamos a Jaramillo Botero en cualquier situación que pueda eventualmente haber influido en sus declaraciones y aceptamos las disculpas ofrecidas por el concejal al final de la sesión”.
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Además, el presidente del Concejo, Jesús Aníbal Echeverri, se comprometió a dirigir los debates con orden, garantizando el respeto entre los miembros de la corporación y aplicando el reglamento interno.
El día del debate, Echeverri le dijo a EL COLOMBIANO que el tono de voz alto y el vocabulario común y corriente hacen parte del estilo del concejal:
“Lo que pasa es que es un estilo de él, un estilo de hablar de esa manera, de asumir una postura, de gritar, de subir la voz, de enfrentar los problemas y los conflictos de esa manera, y yo sobre posturas no puedo opinar. Es un estilo. Siempre y cuando el señor concejal no agreda de hecho o de palabras agresivas el recinto, yo sí tengo que respetar lo que diga el concejal”.
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Aún así, no todos los concejales estuvieron de acuerdo con el presidente de la corporación. Ese mismo día, el cabildante del partido liberal Bernardo Alejandro Guerra -con quien Jaramillo tiene una pelea casada- envió una carta pidiendo que se tomaran medidas disciplinarias contra el concejal.
Y aunque un día después el Centro Democrático lo suspendió del partido, el Concejo no anunció medidas correctivas o investigaciones, por lo que podrá seguir ocupando su curul.
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Tal vez por eso el concejal Guerra fue uno de los dos cabildantes que no firmó el comunicado. Tampoco lo firmó el concejal Álvaro Múnera, a quien Jaramillo mencionó en su discurso del miércoles y calificó de “amigo personal” por su afinidad con los animales.
Antecedentes con alcohol
En abril de 2016, el programa de televisión De Acuerdo, producido por el Concejo de Medellín, dedicó todo un capítulo a la vida y trabajo de Santiago Jaramillo. Allí, el corporado reconoció que tuvo problemas de adicción pero aseguró que estaban superados y agradeció a su esposa, Andrea Laverde, por ser clave en ese proceso.
“Yo tuve una situación difícil de alcoholismo en el cual no encontraba norte en mi vida, decidí aceptarme como una persona que tiene dificultades con el licor y las drogas, y así decidí entregarme a la voluntad de Dios. Busqué ayuda y hoy soy una persona que no consume licor, ni drogas y puedo dar fe de eso”, declaró el concejal.
Jaramillo reconoció que el proceso para aceptar su problema y superarlo fue doloroso, pero aseguró que hoy es un hombre que honra la verdad.
“Hoy soy una persona que puedo decir con total tranquilidad soy un enfermo alcohólico, eso no quiere decir que sea un borracho. Por el contrario, puedo decirle a la ciudadanía que en mi encuentran un amigo, una persona que se conoce. Y conocerme fue un proceso doloroso, pero hoy, a Dios gracias, puedo dar fe que sí se puede salir de dificultades tan difíciles como esa”, agregó.