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De sus manos, con puño y letra, quedó escrita la hoja de ruta de Medellín en lo urbano, social y económico. Fueron largas jornadas de construcción y socialización que, incluso, le costaron discrepancias con algunos funcionarios cercanos.
Vehemente y concreto, Felipe Vélez, el saliente director de Planeación de Medellín, acepta que hubo discusiones con su equipo de trabajo producto de la extenuante labor. Sin embargo, asegura que fue respetuoso y que la renuncia de un miembro de su equipo fue en términos cordiales.
Su nombramiento como nuevo gerente del proyecto Tranvía de la 80, por parte del alcalde, Federico Gutiérrez, lo considera un premio a su conocimiento de ciudad y a la capacidad administrativa. No obstante, le queda el sabor agridulce de interrumpir el proceso de la implementación del Plan de Desarrollo.
Vélez, abogado de profesión, acepta que hubo momentos tensos en las juntas del Metro y cree que su labor al frente de la dirección de Planeación desmitificó la premisa de que para ocupar ese cargo se tiene que ser arquitecto o ingeniero civil.
¿Por qué dejar Planeación a 8 meses de haber asumido?
“Tenía una misión específica que era dejar esa ruta de ciudad para los próximos cuatro años. De ahí surgen muchas tareas, obligaciones, metas. Está la evaluación y desarrollo. La materialización de los índices nuevos que construimos. Ese seguimiento que implica una articulación para alcanzar las metas y hacerlas realidad”.
¿Cuál fue el argumento del Alcalde?
“Había la necesidad grande de hacer realidad proyectos más estratégicos. Estaba de viaje con el Alcalde y entre las muchas conversaciones que tuvimos evaluamos lo que había pasado en los primeros 6 meses de gobierno, cuáles eran las necesidades. Teníamos clara la necesidad de apoyar ciertos proyectos bandera y se requería alguien que sacara adelante ese gran proyecto como es el tranvía de la 80, que teníamos que ser muy asertivos.
En una reunión de seguimiento, cuando regresamos, se nos planteó la posibilidad de liderar el proyecto. El Alcalde me dijo: vos qué pensás si te le medís. Yo, aunque asustado por el poco plazo y las metas que quedaban en el caminos, recibí un apoyo grande. Porque el Alcalde necesitaba alguien de confianza ahí”.
¿Qué retos asume?
“Hice muchas consultas personales y me dijeron: vos sos de resultados y el de la dirección de Planeación es transversal, impactó a toda la gestión de la municipalidad. El resultado material es el plan de desarrollo y ya lo entregaste. Es un momento para que tengas otra meta y la persigas”.
¿Se desgastó como miembro de la junta del Metro?
“Fue difícil, sobre todo con el tema de la gratuidad. Tuvimos un escenario bastante incómodo donde no hubo un buen trato a la gerente del Metro (Claudia Restrepo), prefiero omitir de parte de quien, pero había incoherencia, porque el entonces director del Área Metropolitana decretó la gratuidad en tres ocasiones para elecciones. En su momento se lo evidenciamos. Con él no tuve discusión, ningún problema. Pero él se sintió incómodo cuando evidenciamos esa situación”.
¿Cómo se dio la elección del gerente del Metro?
“Hubo consenso y eso fue importante. Porque también hubo intento de dividir, pero al final existió el objetivo de los dos gobernantes de trabajar unidos, a pesar de que hay gente que le interesa que esa cordialidad se fracture”.
¿Cuál es hoy el ambiente en ese espacio?
“A pesar de esos traspiés se ha generado una relación de confianza entre el gobernador, Luis Pérez y el Alcalde, y es delicado inestabilizarla. En la última junta se materializó esa buena relación, pero siempre hay intereses políticos a los que les conviene una división entre los dos mandatarios”.
¿Cómo queda su relación con miembros de la junta?
“Voy a trabajar de cerca al Metro. Por eso no hubo desgaste. Incluso con los representantes del Gobierno Nacional hubo buen entendimiento, admiración por muchos de ellos y los aportes que hacían. Con el Gobernador tengo una relación amigable”.
Hubo reparos a que usted como abogado llegara a un cargo tradicionalmente ocupado por arquitectos. ¿Qué le dice a quiénes dudaron?
“Es angustioso cuando uno viene del sector privado, y que alguna gente te ponga en entredicho. Sobre todo si lo hacen injustamente. Se generan calificativos a priori. El debate fue interesante, porque para mi fue un reto demostrarle a la ciudad que lo importante no era la formación profesional, sino la visión de ciudad.
Para el Alcalde soy un abogado que conoce a Medellín. Habría querido desmitificar el tema que el director de Planeación tiene que ser un arquitecto o un ingeniero civil. Tuve un personal calificado y las decisiones hay que tomarlas con visión estratégica, en lo físico, pero también los social, económico, financiero”.
¿Hubo maltrato laboral?
“Intenté ser incluyente en la designación de mi equipo. Con una de esas personas, que me acompañó en todo el proceso de formulación del Plan, tuvimos una relación de confianza estrecha, pero este es un ejercicio complejo y desgastante donde nos tocó trasnochar y eso hacía que su actitud fuera difícil. Empezamos a chocar, a pesar de que hice esfuerzos para que esto fuera de largo plazo como lo había definido. Al final la relación personal se desgastó, pero es normal. Me impresiona el eco de algunos intereses que desconozco de generarle un daño a mi imagen. No puede ser que a uno lo generalicen cuando el 80 % de la relación con su equipo es perfecta”.