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El comercio reabre en Tarazá, pese al miedo
La población civil vuelve hoy a marchar para rechazar la presencia de cuatro grupos armados.
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La intención de los comerciantes es abrir desde hoy las puertas de sus establecimientos, después de que pase la marcha por la vida. Demandan más atención estatal. FOTO julio césar herrera
22 de mayo de 2019
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Con una fiesta blanca los habitantes de Tarazá se tomarán hoy el sector El Cinco, zona que en los últimos meses se consolidó como la frontera invisible entre “los Caparros” que tienen el control territorial del casco urbano y el “Clan del Golfo” que delinque en el corregimiento El Doce.
Roberto Arenas, líder de la Mesa de Desarrollo Integral de El Doce, Medicord, explicó que “vamos a venir desde El Cinco hasta El Doce y a medida que la fiesta de la paz pase, el comercio volverá a abrir sus puertas”, manifestó.
La alcaldesa local, Gladys Rebeca Miguel, aseguró que aunque algunos sectores del comercio aún tienen miedo, ayer en Tarazá se normalizó la situación. “El paro es de la ciudadanía que está cansada de la violencia. Ellos quieren demostrar que somos un único pueblo y que no debe haber fronteras”, aclaró.
Diálogos y amenazas
En medio del silencio que todavía reina en El Doce, un rumor se regó ayer: la posibilidad de que los jefes de algunos grupos ilegales se sienten a dialogar.
Fuentes extraoficiales confirmaron que hay intenciones de buscar mediación internacional para que los grupos que tienen injerencia en la zona no ataquen a la población civil. Y es que además de los ya mencionados, el Eln tiene presencia en el costado oriental del río Cauca -donde abundan los cultivos de coca-; y en las montañas del occidente están las disidencias de los frentes 18 y 36 de las Farc.
“Por ahora es solo una intención, no hay acercamientos efectivos”, reportó la fuente.
Lo que sí es cierto es que ayer hubo una reunión del Comité Municipal de Justicia Transicional, con la participación de la ONU, Personería, Defensoría del Pueblo, ICBF, alcaldía y la comunidad.
La alcaldesa informó que en la sesión se analizaron las inquietudes de la comunidad frente a la seguridad de los pobladores de El Doce y La Caucana. En esta última zona se han presentado dos desplazamientos masivos este año.
Pero el buen ánimo que reinó durante la reunión se disipó un par de horas más tarde cuando, a través de Whatsapp, circuló un panfleto en el que el “Clan del Golfo” declaraba objetivo militar a seis hombres y dos mujeres, entre ellas a la personera municipal Glenys Núñez.
“La Fuerza Pública está haciendo averiguaciones para determinar la veracidad del panfleto y si me mencionan a mí, porque mi nombre es Glenys y ahí dice Genys. Mientras tanto y por prevención van a reforzar mi seguridad”, dijo la funcionaria, al precisar que nunca había recibido amenazas.
Peticiones y cuentas
Los líderes comunitarios aprovecharon la presencia de las autoridades para pedir mayor inversión en su población.
“Sobre todo en educación y servicios básicos. A estas alturas en el corregimiento no hay agua potable ni alcantarillado, y tampoco tenemos una cancha para que los muchachos se diviertan, dijo Arenas.
El integrante de Medicord informó que mañana los comerciantes harán cálculos de las pérdidas económicas que dejó el paro. Sin embargo reiteró que la jornada fue voluntaria y necesaria ante una ola de violencia que dejó dos muertos y seis heridos en pocas horas.
El origen del conflicto
Desde Medellín el gobernador de Antioquia Luis Pérez Gutiérrez aseguró que “el Bajo Cauca sigue estabilizado en homicidios con 24 % menos”, pero que la erradicación de 6.300 hectáreas de coca y el control a la minería ilegal ha limitado la economía criminal.
“Lo que se ve a primera vista como una consecuencia es que las bandas empiezan a pelear entre ellas por una torta que es más pequeña (...) el apretón que están haciendo el Ejército y la Policía está arrinconando a los bandidos y ellos están como antropófagos, matándose unos con otros”.
El general Juan Carlos Ramírez, comandante de la Séptima División del Ejército, reportó que los 1.200 policías y más de 4.200 hombres de las fuerzas militares que conforman la Fuerza de Tarea Aquiles —encargada de retomar el control en el Bajo Cauca— han logrado la captura de más de 300 personas. “Estamos fortaleciendo la vigilancia en áreas críticas. La meta de decrecer las cifras de homicidios se ha logrado: de un aumento del más del 200 % el año pasado logramos una reducción de más del 24 % hoy”, dijo .
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