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En 2014 se registraron 30 agresiones contra guardas
La mayoría de agresiones contra los agentes son verbales, aunque en algunos casos pasan a lo físico.
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Ante cientos de infractores, los guardas de Tránsito salen a las calles cada día en Medellín para hacer su trabajo de control en la movilidad. FOTO manuel saldarriaga
20 de enero de 2015
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El guarda del Tránsito de Medellín Carlos Andrés Pineda no olvida las agresiones que sufrió en 2014 cuando imponía órdenes de comparendo a dos taxistas infractores en el centro de la ciudad.
En uno de los hechos, ocurrido en abril, un habitante de calle le propinó un botellazo en la cabeza, molesto porque le hacía un informe a un taxista y fue el conductor el que, con otros compañeros, lo auxilió y ayudó a detener al agresor.
El otro caso le pasó hace seis meses, cuando iba a informar a otro taxista por estar parado en un paso de cebra. El otro conductor del carro que iba a recibir el turno de la noche, le propinó un varillazo en la cabeza que le implicó 30 días de incapacidad.
Ambos casos son investigados por la Fiscalía. Estos hechos están en el registro de las 30 agresiones de las que fueron objeto los guardas de Tránsito de Medellín en 2014.
A estos se suma lo ocurrido el pasado 14 de enero cuando una mujer arrolló y se llevó sobre el capó del vehículo por 600 metros a otro agente.
El subsecretario de Control de la Secretaría de Movilidad, Carlos Marín, dijo que ante estas agresiones esperan aumentar las campañas educativas, para que los ciudadanos respeten las normas de tránsito. También hizo un llamado a la justicia que investigue cada caso y tome decisiones ejemplarizantes.
Dónde empiezan las peleas
Mauricio Flórez, miembro de la Veeduría Ciudadana de Movilidad, asegura que en el tema de agresiones contra los guardas de Tránsito hay que tener en cuenta los riesgos inherentes a su labor en el ejercicio de la autoridad. “Los guardas no están capacitados, por ejemplo, para lidiar con personas en estado de embriaguez”, anotó.
En su opinión hay casos en los que las conductas tanto de conductores, como de los mismos agentes, pueden terminar en una agresión. “Cuando un guarda se sale de los procedimientos, las personas también se salen de la ropa”, sostuvo.
“Otras veces la pelea empieza en la falta de cultura del infractor, que sabe que está actuando mal y aún así, se enoja cuando lo van a sancionar”, dijo.
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