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En el cuadradero de los buses de Floresta y Robledo, al frente de la Plazuela Nutibara, centro de Medellín, el peso de los carros hundió la vía. Según Jairo Alberto Suárez, comerciante de la zona, el deterioro empezó hace cinco años y para tratar de resolver el problema, trabajadores de un parqueadero vecino rellenan los huecos echándoles cascajo y así los carros no se deterioran.
Unas cuadras más al norte, calle 54 con la carrera 50A, Brayan Maya, empleado de un almacén, comentó, que en ese sitio hace un año abrieron un hueco de 1,50 metros largo por 1,50 de ancho. Como no le han hecho el parcheo respectivo, los negociantes de la zona lo sellaron con cemento.
El taxista Juan Manuel Vásquez, en el acopio del parque de Berrío, comentó que los mayores deterioros se presentan en el Centro, pero hay que tener en cuenta que en esa zona se están realizando obras de modernización de las redes residenciales.
No obstante, hay sectores periféricos de la ciudad muy afectados como la parte alta de Belén Los Alpes, Manrique Oriental, Caicedo, Enciso, El Picacho y el 12 de Octubre, en el noroccidente de la ciudad.
Sobre el deterioro de la malla vial, la secretaria de Infraestructura de Medellín, Paula Andrea Palacio Salazar, reconoció tal situación, en buena parte, en los sitios donde se concentra el transporte pesado. Para contrarrestar el deterioro, el año pasado se repararon 10.975 huecos con una inversión de 35 mil millones de pesos y hasta el 2 de marzo de 2017 la cifra ya iba en 6.551 baches reparados.
Este año trabajan con una inversión de 50 mil millones de pesos, mientras que para el cuatrienio de la Administración actual, la suma en reparcheo y mantenimiento de la malla vial llegará a 270 mil millones de pesos.
Las comunas más intervenidas en 2017 son El Poblado, con 870 arreglos; Belén, con 576, y Guayabal, con 536.
De los daños que provocan los ciudadanos, dijo la funcionaria, hay uno que es complejo, sobre todo en barrios populares, donde por cocinar en la calle el pavimento se derrite, lo cual deja boquetes de hasta un metro.
Reparar este tipo daños vale 450 mil pesos. Si el hueco no es reparado a tiempo el hueco crece y su reparación puede superar el millón de pesos, manifestó.
No obstante voceros de la Sociedad Antioqueña de Ingenieros manifestaron que el problema es tan complejo que exige una intervención de fondo, que va más allá de tapar huecos.
La Secretaría de Infraestructura informó que cuando empezaron labores en 2016 encontraron la malla vial en un 70 por ciento entre regular y mala. Esta tiene una extensión de 2.136 kilómetros y de ellos el 95,96 por ciento está pavimentada.
La mayoría del deterioro tiene que ver con la capa de rodadura por pavimento flexible. Especificó que los sectores más afectados son el Centro, El Poblado, Laureles y las autopistas.
Si la malla vial está fallando hay que hacer un estudio de las causas, dijo Julián Vidal Valencia, especialista en suelos, concretos y pavimentos de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Eafit.
Uno de los temas por evaluar puede ser el cambio de destinación de rodamiento que se hace y terminación de la vida útil del pavimento, comentó.
“Nosotros diseñamos asfaltos para 12 años y cuando se llega a esa época, incluso, puede pasar hasta 15 años, hay que analizar si hay hundimientos, lavamientos, corregimientos y grietas, entonces hay que hacerles un mantenimiento perramente.
Recomendó echar los pavimentos en las noche y en días en los cuales no haya lluvias porque los reflectores que se utilizan dejan ver todos los defectos del trabajo y se pueden arreglar. Resaltó que los pavimentos que se fabrican en el Valle de Aburrá son de muy buena calidad.
Jorge Eliécer Córdoba Maquilón, director del Departamento de Ingeniería Civil de la Universidad Nacional y profesor e investigador en pavimentos, expresó que hay diferentes mantenimientos para las vías asfaltadas: el ordinario, el periódico y la rehabilitación.
Entonces, cada año hay que hacer mantenimientos ordinarios como revisión de los desagües que no estén obstruidos y formen charcos que van deteriorando el piso.
Mirar si hay fisuras y sellarlas, pero si hay baches o piel de cocodrilo (pavimentos con numerosas rajaduras) hay que hacerle un mantenimiento rutinario. El periódico consiste en reparar una alcantarilla organizar una cuneta u hacer reparcheo, y la rehabilitación es cuando hay que levantar toda la capa, hacer grandes parcheos y luego un reciclado de esa capa. El Municipio, entonces, en estos casos tiene que hacer una evaluación de las patologías y proceder a los mantenimientos.
Rejillas robadas
Otra problemática que presenta Medellín en sus vías es el robo de las rejillas de las cajas pluviométricas.
El ingeniero León Yepes, jefe de la Unidad Operativa y Mantenimiento de Aguas Residuales de Empresas Públicas de Medellín, EPM, reconoció que esta problemática hace parte de la rutina de la entidad. “Nuestros usuarios van reportando los sitios y vamos sustituyendo estas rejillas.
Relató que es un caso muy delicado en zonas específicas como en el Centro. Allí, añadió, lo que buscamos es utilizar materiales menos atractivos para quienes se las roban por las varillas de hierro de las que están hechas.
Indicó que aunque es complejo, no siempre denominan robos lo que pasa con las rejillas, ya que EPM tiene todas las evidencias de ello, debido a que también se presentan casos de deterioro por tiempo o por sobrepeso que recae sobre ellas, en especial de camiones cargados.
El año pasado se tuvieron que volver a poner 350 rejillas en el Valle de Aburrá que fueron reportadas por la ciudadanía o personal de EPM.
Este año hasta 28 de enero llevaban 28 rejillas reparadas.
El daño es de consideración, resaltó el funcionario, ya que 175 millones de pesos costó la instalación el año pasado de esas nuevas 350 rejillas.
Como estrategia para evitar los hurtos, en los sectores más afectados se están instalando rejillas poliméricas, que son menos atractivas para las personas que les interesa la parte metálica y esperamos que esto “nos ayude a mitigar los gastos que EPM tiene que hacer en estos daños tan sensibles, por las afectaciones que pueden tener los peatones y el impacto en la movilidad.
Finalmente, dijo Yepes, “estamos trabajando con la comunidad para que tenga en cuenta la importancia de tener estos sumideros con sus rejillas y limpios para evitar accidentes y situaciones de emergencias en épocas intensas lluvias.
Relató que el problema más difícil lo viven los buseros en el Centro donde se está realizando la remodelación de las redes acueducto y alcantarillado en la llamada parrilla y en las vías, en especial de los barrios más alejados de la zona céntrica, porque llevan muchos años sin que les hagan mantenimiento. “Esto nos afecta porque aumentan los tiempos de viaje y se presentan daños en la suspensión y muelles de los buses”, dijo.
Merino resaltó que hay que ponerle atención al mantenimiento de la carpeta asfáltica en los estacionaderos de los buses, en especial en el Centro debido a que el peso y las vibraciones de los carros que con pasajeros tienen pesos que van de 9 mil a 12 mil kilos, porque se pueden producir hundimientos y grietas que terminan convertidas en huecos. Una de las estrategias es utilizar un material rígido (concreto) tal como lo hicieron con los buses articulados y padrones de Metroplús que pesan hasta 18 mil kilos.
Destacó la intervención que viene haciendo Medellín en el corredor de 86 kilómetros de Solobús, porque permitirá el tránsito por una calzada la que puede estar siendo sometida constantemente a revisión y mantenimiento.
Medellín tiene 43 empresas, 380 rutas de buses y 3.500 automotores.
Los taxistas encontramos huecos por muchas de las vías de Medellín, pero a eso hay que sumarle los altibajos y resaltos donde no se necesitan y esto hace muy difícil el trabajo para este gremio, a lo que se le añaden las vías que no tienen la debida señalización, opinó Fredy Escudero, presidente de la Asociación de Taxistas Unidos de Medellín.
Fabián Quintero, presidente de Tax Individual, dijo que se estudia la posibilidad de establecer un acuerdo para el reporte de los baches en las vías por parte de los taxistas y la Secretaría hará las respectivas reparaciones. Medellín tiene 19.156 taxis y en el resto de municipios del Aburrá ruedan unos 8.000 vehículos más