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Unas 80 familias indígenas residen hacinadas en inquilinatos del centro de Medellín, según lo corroboró el secretario de Inclusión Social, médico Luis Bernardo Vélez.
El funcionario recorrió el fin de semana Niquitao y la avenida Oriental con San Juan, donde se percató de la difícil situación que viven estas familias, en especial los niños, la mayoría desescolarizados y aquejados por enfermedades infecciosas, algunos incluso, con tuberculosis.
“Son desprotegidos del Estado. Vimos familias que viven en una pieza con más de seis niños y eso nos conmovió”, expresó.
Agregó que también estuvieron en las calles, en especial de El Poblado, donde los indígenas recurren a la mendicidad.
Lo primero que harán, aseguró el funcionario, será que a partir de hoy iniciarán el proceso de escolarización de los niños y también habrá una intervención en salud y seguridad alimentaria.
Concluyó que también se avanzará para lograr un retorno a sus territorios de los que han salido por diversas causas.
Gerardo Jumí, miembro de la Nación Emberá y presidente de la Coordinadora Andina de Organizaciones Indígenas, manifestó que la mayoría de estas familias de su etnia, provienen del Alto Andágueda, en Chocó.
Dijo que del 15 al 18 de febrero se reunirán con el Gobierno Nacional y la Fiscalía para abordar esta problemática, porque así como hay desplazamiento forzado y mendicidad, también hay fenómenos de trata de blancas y microtráfico.
Denunció que al llegar a las grandes ciudades del país, a muchos indígenas los utilizan para la venta de drogas y han notado que hay quienes promueven la mendicidad y la salida de sus territorios.