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Desde principios de este año, los alumnos de la Institución Educativa Antonio José de Sucre, del barrio La Independencia de Itagüí, han tenido que faltar al colegio en algunas ocasiones porque no hay aulas para que todos estudien los cinco días de la semana en jornada completa, así que se van “rotando”.
Este sistema fue implementado como medida de contingencia mientras la alcaldía reforma el centro educativo para convertirlo en uno de los siete megacolegios que tiene planeados construir la administración municipal.
Esta institución, fundada en 1963, fue escogida para ser renovada, ya que actualmente alberga 1.523 estudiantes, en el 2012 tenía apenas 1.200. Cuando se terminen las obras se supone que albergará 400 más, según la rectora Miriam Rocío Correa.
En la institución, que inició en una casa vieja que fue construida por los mismos padres de familia, se tomó la medida, mientras se terminan las obras, de que los estudiantes en algunas ocasiones no asistieran presencialmente al colegio por la poca disponibilidad de aulas que se genera por la culminación de la construcción. Para los días en que los estudiantes no asisten, el colegio ha creado talleres virtuales, asesorías con los profesores en otros espacios diferentes a las aulas y actividades complementarias, para mitigar la afectación.
La Ministra de Educación, Gina Parody, al conocer el caso, afirmó que “no es una opción” que se tomen estas medidas porque van en contra de la jornada única que quiere implementar el Gobierno Nacional.
Padres inconformes
“Lo maluco es que no avisan con tiempo qué día no debe venir el niño al colegio y a uno le toca mirar quién viene y lo recoge porque yo trabajo. A veces devuelven a los niños desde por la mañana y se quedan por ahí todo el día sin hacer nada”, dice Marta Hoyos, madre de un estudiante de séptimo grado.
Luis Carlos Casas, quien tiene dos hijos que estudian en el centro educativo, espera que se terminen las obras lo antes posible para evitar el “pico y placa” impuesto: “Los niños deben de ir a estudiar toda la semana. Los muchachos de ahora no están para dejarlos mucho rato solos, pienso que esa medida es perjudicial”, expresa.
Al respecto, el secretario de educación del municipio, Guillermo León Restrepo, explica que como no se está construyendo un colegio nuevo, sino que se está realizando sobre la infraestructura existente, es entendible que se tengan que tomar medidas. “Como ahora estamos en el plan de entrega se necesitan todos los espacios, inclusive los que son diferentes al aula como las áreas comunes para poder terminar la obra. Lógicamente, se ven afectados algunos grupos, porque estamos muy reducidos en disponibilidad de aulas mientras se termina de entregar toda la infraestructura”, dice el Secretario.
Para la rectora de la institución, Miriam Rocío Correa, esta situación no los ha afectado, “porque tenemos talleres que hacen los estudiantes en sus casas, implementamos trabajos en los salones comunales y hasta en los patios. No es que se vayan para la casa y ya”.
Alejandro Bermúdez, estudiante del grado once y personero estudiantil, espera, al igual que sus compañeros, que las obras terminen rápido para poder estudiar debidamente: “No lo tomamos a mal porque la institución va a ser restaurada, aunque es incómodo, sabemos que nos va beneficiar a todos cuando esté terminada”.
Frente al disgusto de las familias, el Secretario de Educación de Itagüí dice que “es lógica la molestia, nosotros hemos alquilado espacios adicionales, hemos buscado todas las formas de mitigar la problemática pero cuando hay una obra de estas, tan contundente, eso genera algunos sacrificios. Esto no tiene ninguna mala intención, lo que estamos buscando es mejorar en todos los aspectos”, afirma.
El proyecto, que tiene una inversión de $7.055 millones, debe estar terminado el próximo 16 de agosto, después de 30 meses de construcción, según Lilian Ruiz, ingeniera de la Secretaría de Infraestructura del municipio.