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Urbanismo social de Medellín debe buscar más equidad

En el marco del Encuentro de Ciudades, la capital paisa emerge como modelo del urbanismo social e incluyente, pero hay materias sin aprobar.

  • Ante el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, y 52 alcaldes de ciudades intermedias de Colombia y otros países, el mandatario de Medellín, Federico Gutiérrez, expuso los grandes avances de la ciudad en temas de inclusión y urbanismo. FOTO Róbinson Sáenz
    Ante el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, y 52 alcaldes de ciudades intermedias de Colombia y otros países, el mandatario de Medellín, Federico Gutiérrez, expuso los grandes avances de la ciudad en temas de inclusión y urbanismo. FOTO Róbinson Sáenz
18 de septiembre de 2018
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En el Encuentro Anual de Alcaldes del BID (Banco Interamericano de Desarrollo), que se realiza desde ayer hasta mañana miércoles en la Universidad Eafit, Medellín es puesta como ejemplo a seguir en el tema del urbanismo incluyente, que construye obras de impacto en las zonas más deprimidas, buscando romper la inequidad.

Al encuentro asisten 52 alcaldes de ciudades intermedias e incluye agenda académica y visitas a las zonas donde más se refleja la transformación de la ciudad, que tiene logros como la reducción, en tres años, de 3.3 a 3.1 en la tasa de deserción escolar, y llegar a los índices de homicidios más bajos en 40 años.

De la mano de Juan Sebastián Bustamante, coordinador de Proyectos de Urbam, analizamos el impacto del urbanismo incluyente.

¿Medellín sí es pionera en este tema?

“Medellín, en los últimos años, ha tenido un proceso de transformación radical en las zonas donde hay menor índice de desarrollo humano y esto la tiene en la agenda del mundo, porque con proyectos urbanos integrales se decidió trabajar en las zonas de mayor déficit desde el punto de vista urbano, social, socieconómico y ambiental para disminuir las grandes desigualdades que tenemos”.

¿De dónde viene el término urbanismo incluyente?

“Las ciudades latinoamericanas, en los años 50, sufrieron crecimientos muy fuertes por temas de mejoramiento económico, hubo desplazamiento de lo rural a lo urbano, se dieron pisos de crecimiento muy altos y emergieron asentamientos precarios, informales, y las ciudades empezaron a dar respuestas a estos fenómenos. Hay un programa llamado Primed, que en los años 70 y 80, apoyado por la GTZ (cooperación alemana), adelantó un proceso para hacer mejoramiento integral barrial, y en Medellín, de manera concreta, lo que hizo fue mejorar las viviendas y la accesibilidad a servicios públicos en los barrios. Esto es importante recordarlo porque las ciudades no se transforman en uno o dos años o en un gobierno, necesitan procesos, generar confianza en la población, y Medellín lo ha hecho”.

Pero pese a los logros, debe haber deficiencias...

“Sin duda. La principal es no tener o no ser una política pública ni ser contundente en todas las administraciones; las alcaldías de Sergio Fajardo y Alonso Salazar invirtieron muchísimo en los barrios de menor índice de desarrollo humano, como la comuna 13, la nororiental, Moravia, pero los últimos alcaldes no han sido tan fuertes en estos territorios y ahí hay debilidad, porque los procesos necesitan continuidad. Otra debilidad es la falta de evaluación de los impactos: hay una deuda con medir lo hecho si lo hemos hecho bien o no, y hay que tener cuidado, porque Medellín se ha consolidado como referente, pero más que un modelo debía ser un laboratorio vivo, por eso celebro esta actividad, poder recorrer la ciudad, caminarla, conocer los espacios públicos, los equipamientos”.

¿Es claro que Medellín sí ha jalonado un camino similar en el Valle de Aburrá?

“Obvio, los municipios del área metropolitana, por tener cercanía con Medellín, tienen un aprovechamiento mayor de estos procesos, pero hay el reto grande de trabajar en las ciudades intermedias y las regiones emergentes cercanas, como el Oriente y Urabá, que viven procesos de crecimiento intensos, de afectaciones altas al medio ambiente, a la biodiversidad, en cosas tan básicas como el agua”.

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