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¿Cuál es el origen del barrio La Floresta de Medellín?

Este sector, ubicado en la comuna 12, tiene más de 12.000 habitantes.
Su parque principal tiene 11 vías de acceso, lo cual lo hace particular.

  • Parque principal de La Floresta, con la parroquia La Inmaculada Concepción en el fondo.
    Parque principal de La Floresta, con la parroquia La Inmaculada Concepción en el fondo.
  • La casa de Jesús Emilio Echeverri se construyó en 1947, aún conserva su fachada tradicional.
    La casa de Jesús Emilio Echeverri se construyó en 1947, aún conserva su fachada tradicional.
  • Los edificios son los nuevos protagonistas del urbanismo en el barrio. FOTOS Julio César Herrera
    Los edificios son los nuevos protagonistas del urbanismo en el barrio. FOTOS Julio César Herrera
04 de enero de 2018
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Cuando comenzaron a llegar las primeras “casas hechas sin hambre”, como las denomina Jesús Emilio Echeverri, lo que hoy se conoce como barrio La Floresta eran terrenos donde se ubicaban varias fincas de gente adinerada en Medellín. Estas propiedades, que se empezaron a levantar en 1928, hicieron parte de una zona a la cual se la conoció como Circal.

Jesús ha vivido sus 62 años en el barrio. Cuenta, con una placa de bronce en la mano que lo corrobora, que varias casas que se construían en lotes de más de 200 metros cuadrados, aprovechando el espacio y no tan minúsculas como gran parte de las construcciones actuales, que esas viviendas fueron construidas por el Instituto de Crédito Territorial. Su padre, Arturo Echeverri, se la ganó en una rifa en 1947 y desde entonces no ha sufrido grandes modificaciones.

Al contrario de lo que sucede comúnmente, cuando alrededor de un templo se van asentando los pobladores, en La Floresta primero se hicieron las casas y luego se construyó la Iglesia. Se autorizó su construcción, según registros de la Arquidiócesis de Medellín, en 1952, pero solo hasta abril de 1957 se puso la primera piedra.

“Cuando se hicieron las primeras construcciones, en el lugar donde hoy queda la Institución Educativa Concejo de Medellín, debajo de las rocas en el terreno incluso se hallaron ollas, narigueras y otros objetos indígenas”, relata Jesús.

El líder comunitario Alejandro Posada subrayó que fueron 30 las primeras casas, que se edificaron entre 1943 y 1948.

Sus pobladores más antiguos no saben con certeza el origen del nombre actual del barrio. Después de conocerse como Circal también se lo llamó Barrio Chino y Barrio Popular Obrero; la única pista de la denominación actual, es un párrafo en el Plan de Desarrollo Local del 2006 que dice que una de las fincas ubicadas en esta zona se llamaba La Floresta.

La iglesia

En un libro de historia escrito por Dolores Martínez de Echeverri, la madre de Jesús, se consignan imágenes de una iglesia distinta a la que se observa hoy en día. El templo tenía fachada de ladrillo visto y arcos que actualmente han dado paso a una apariencia similar a la de una mezquita.

Jesús explica que recibió el nombre de Inmaculada Concepción porque durante su construcción, en los arenales donde se sacaba el material (donde hoy funciona el aeropuerto Olaya Herrera) se encontraron la imagen de esta Virgen en cemento, y luego fue ubicada a las afueras de la parroquia.

El diseño original fue obra de Gustavo Moreno Llano, pero las modificaciones finales estuvieron a cargo del antiguo párroco José Mauricio Vélez, luego de su llegada al barrio en agosto de 2008.

El parque

Un kiosco se construyó para servir como zona de encuentro para esas primeras casas construidas en la década de los cuarenta; sin embargo, luego de un altercado que se presentó una noche, el lugar fue cerrado por el Municipio.

Luego en el terreno se estableció el parque principal, donde se levantó en 1959 el Monumento a la Patria que aún existe, pero el muro en el cual se plasmó en letras de bronce la primera estrofa del himno nacional, fue derribado.

En agosto de 1982, el residente del barrio Hugo Quintero llevó los cuatro primeros ejemplares de palomas que hoy en día se convirtieron en centenares.

Jesús dice que están causando muchas afectaciones, y aunque en alguna ocasión se controló la población de aves recolectando los huevos dos veces a la semana, esa tarea se descuido y el número de palomas está desbordado.

El parque, donde varias veces al año ensaya la tradicional banda musical de La Floresta, tiene once vías de acceso. En 2013 fue remodelado y se le pusieron jardineras. En este espacio también se instaló una escultura de un niño con una silleta de flores en su espalda, pues allí se originó y desde allí parte cada año desde 1988 el Desfile Infantil de Silleteritos.

Además, todos los sábados sin falta, cultivadores de los cinco corregimientos de Medellín abren sus toldos para ofrecer a la comunidad cosechas frescas en los Mercados Campesinos organizados por la Alcaldía.

Casas que sobreviven

Hoy solo quedan cuatro casas entejadas alrededor del parque de La Floresta, son los únicos vestigios de las tradicionales moradas del barrio. La gran mayoría han sido remplazadas por edificios que, según Posada, muchas veces superan incluso los 15 pisos.

“Por eso a veces es que se revientan las tuberías, son estructuras que no estaban preparadas para tantas personas”, comenta Jesús. Se estima que habrían más de 12.000 habitantes en las 19 manzanas que componen al barrio.

Jesús Pulgarín y Darío Naranjo, al igual que Jesús Emilio Echeverri, se resisten a abandonar sus casas, y aunque opinan que la tranquilidad y la seguridad de La Floresta no es la misma que antes, no pasa por sus pensamientos vender sus propiedades para que allí se levanten nuevos edificios.

El estacionamiento también se ha convertido en un problema, porque los carros se estacionan en las vías sin control generando dificultades de acceso en las entradas de las casas.

Aunque cuentan con una biblioteca pública desde 2011, sus habitantes añoran un salón comunitario, para que cada vez que necesiten organizar una reunión no tengan que pedir permiso en la parroquia. La Floresta, cada vez más concurrida por gente de varios sectores aledaños y de toda la ciudad, aún conserva un aire de pueblo, pero como dice Darío Naranjo: “Le han robado parte de la tranquilidad”.

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