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Así combaten la adicción al pegante en las ferreterías

Se busca evitar que niños y adolescentes accedan a este producto, que contiene una sustancia adictiva que causa efectos negativos en la salud.

  • Los pegantes con tolueno reducen el hambre a quienes los consumen, pero también les producen afectaciones al sistema nervioso y consecuencias a largo plazo, como descoordinación, alteraciones mentales y pérdida de visión y audición. FOTO Archivo
    Los pegantes con tolueno reducen el hambre a quienes los consumen, pero también les producen afectaciones al sistema nervioso y consecuencias a largo plazo, como descoordinación, alteraciones mentales y pérdida de visión y audición. FOTO Archivo
20 de mayo de 2017
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Más que quitarles y quebrarles las botellas con pegantes a quienes lo inhalan, las autoridades de Medellín empezaron una estrategia diferente para combatir esta adicción.

Según cálculos de la Secretaría de Inclusión Social de Medellín, en la ciudad hay entre 2.900 y 3.500 personas (la mayoría habitantes de calle) adictas a este producto, que tiene efectos nefastos para la salud y que en algunos sitios se vende en pequeñas porciones, a partir de 1.000 pesos.

Acción concreta

Por esta razón, la de Red de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes, conformada por entidades públicas, privadas y comunitarias, empezó esta semana un programa para que las ferreterías y otros locales comerciales del centro se comprometan a dejar de vender pegantes con tolueno (ver recuadro).

“Somos conscientes de estos males y decidimos quitar el tolueno de nuestros productos y reemplazarlo por otros componentes”, asegura Diego Florián, gerente de Pegaucho, principal fabricante del pegante en Antioquia. Se espera que más empresarios se unan al propósito.

“Yo tiré pegante desde los 16 años, porque uno tiene problemas, se vincula con personas que lo llevan a eso, y como quita el hambre y da sueño, uno se amaña”, admite Fredy Martín Garcés, un exhabitante de calle que superó la adicción luego de varios procesos.

Norma inoperante

En 2009, el Concejo de Medellín aprobó el acuerdo 52, que prohibía a las ferreterías venderles sacol -como se conoce popularmente este pegante- a los niños, pero todo quedó en letra muerta.

Como vender la sustancia no está prohibido por una legislación nacional, todo quedaba sujeto a la voluntad de los fabricantes y los comerciantes.

Luis Bernardo Vélez, secretario de Inclusión Social de Medellín, destacó que la iniciativa busca incluir a más sectores, pues la protección a los niños es responsabilidad de la sociedad entera.

“En la red de protección tenemos que juntarnos todos, las instituciones y las empresas, que digan no vendemos más pegantes con tolueno a los niños, porque es una materia que impide su desarrollo mental y físico”, resaltó Vélez, quien agregó que, del año pasado a hoy, han sacado a 71 niños de la calle.

Llamados políticos

La concejal Nataly Vélez señaló que hay que hacer cumplir las medidas de control e ir más allá. “Preocupa que cada vez disminuye la edad de primer consumo, la apuesta por los niños y adolescentes debe ser más decidida”, advirtió y recalcó que hay que evitar es que el niño caiga en el consumo, ayudando a mejorar su entorno familiar y social.

En el mismo sentido se pronunció la diputada Ana Ligia Mora, quien subrayó que en el tema de las adicciones, “hay que devolverle la prioridad a la prevención, para contribuir a mejorar la salud mental de los antioqueños”.

12
años de edad es el promedio en el consumo de drogas
en Antioquia.

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