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Medellín se incorporó oficialmente al ‘Programa Global de ciudades Seguras para las Mujeres’ de la Organización de Naciones Unidas (ONU), al que ya pertenecen otras 22 ciudades del mundo. Con este paso, la Administración Municipal busca reducir el acoso y toda forma de violencia en los espacios públicos en los que las mujeres y las niñas desarrollan su cotidianidad.
“Cuando uno no ve los problemas, es muy difícil atenderlos. Por eso, lo que el programa busca es visibilizar las problemáticas específicas que viven las mujeres y niñas en las ciudades”, expresó Belén Sanz Luque, representante de ONU Mujeres en Colombia.
Precisamente, para ONU Mujeres, los barrios, el transporte público, los parques, las escuelas y lugares de trabajo, los baños públicos y los sitios de distribución de agua y alimentos, son las áreas públicas en donde más se vulneran los derechos de las mujeres.
“El objetivo del programa, de manera global, al implementarse en distintas ciudades y contextos, es responder a las necesidades locales, pero al mismo tiempo aprender cuáles son los modelos de atención más exitosos, para poder aplicarlos en otras partes”, explicó Sanz Luque.
En Medellín, por ejemplo, el programa de seguridad pública para las mujeres incluye acciones de prevención, atención jurídica y psicosocial, medidas de protección transitoria y representación legal de mujeres víctimas de violencias. Esto permitió que ONU Mujeres, ONU Hábitat y otras organizaciones, avalaran su ingreso de nuestra ciudad al Programa Global.
A partir de los resultados de diferentes estudios realizados por ONU Mujeres en diferentes ciudades, se concluyó que una de las formas más reiterativas de violencia contra las mujeres y las niñas en los espacios urbanos, es el acoso sexual, el cual, infortunadamente, no ha sido reconocido como delito en gran parte de las normativas municipales y estatales.
“Una de las cosas que descubrimos es que, al no hablar de la problemática, esta no existía. En el momento en el que empezamos a hablar con las comunidades, sus problemas se empezaron a visibilizar y nos dimos cuenta que, en la mayoría de ciudades, era un problema de carácter público”, afirmó Sanz Luque.
En este sentido, la eliminación de este tipo de violencia en contra de las mujeres y las niñas, es otro de los principales retos del programa.
El programa está orientado para que sea ejecutado por la Alcaldía de cada ciudad, de manera integral. Es decir, además de la participación de la autoridad para las mujeres, en el caso de Medellín la Secretaría de las Mujeres, también se busca una integración con la autoridad de seguridad ciudadana, los observatorios y las distintas entidades del gobierno municipal que tienen competencia en ordenación territorial.
A parte del accionar institucional, también se debe contar con organizaciones de mujeres que puedan interactuar con el sector oficial, para que sean ellas mismas quienes evidencien cuáles son las necesidades y los problemas. Un tercer actor fundamental para el desarrollo de este programa, es el sector privado.
Todo esto se desarrolla de manera local, pero con el objetivo de nutrir el programa global. De tal forma que, las estrategias que se desarrollen en otras ciudades de manera efectiva, se copien para ser replicadas en otras.
Pero no se trata de excluir tampoco al género masculino, por el contrario, se deben vincular a los hombres como aliados claves en las comunidades para poder lograr esta transformación en el espacio público y así disfrutarlo en igualdad de condiciones..