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Migrantes dicen que no aceptan ser deportados

El drama seguirá, como viene dándose hace diez años, si no se dan soluciones de fondo, dice secretario de Gobierno de Turbo.

  • En una bodega en Turbo se amontonan cerca de cien cubanos. No se aventuran a desafiar la selva como sí lo hacen los africanos, asiáticos y haitianos. FOTO Manuel saldarriaga, enviado especial.
    En una bodega en Turbo se amontonan cerca de cien cubanos. No se aventuran a desafiar la selva como sí lo hacen los africanos, asiáticos y haitianos. FOTO Manuel saldarriaga, enviado especial.
24 de mayo de 2016
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El drama de los migrantes que vive Turbo tendría hoy una salida si fructifica una reunión entre el alcalde, Alejandro Abuchar, y el gobernador Luis Pérez, que se llevará a cabo en Medellín y de la cual los migrantes esperan una decisión que les permita seguir rumbo a EE. UU.

“Le pedimos al Gobierno que establezca convenios con Panamá, México y EE. UU. para lograr una solución. Este problema lo aprovechan grupos ilegales para traficar y hasta cometer abusos con ellos”, dice el secretario de Gobierno local, Emélides Muñoz.

En una bodega cerca al muelle de Turbo, están amontonados cerca de cien cubanos. Son los únicos migrantes estáticos, pues no se aventuran a desafiar la selva como sí lo hacen los africanos, asiáticos y haitianos.

Entre el grupo de cubanos, unos 235, hay tres mujeres embarazadas y varias con hijos. A los cien alojados en la bodega se les suman unos 135 que están en hoteles y casas de familia que los acogieron porque entienden su drama.

“De 165.000 habitantes que tiene Turbo, 95 mil han sufrido desplazamiento, el mismo de los migrantes, y por eso les ayudan”, dice Muñoz.

Así lo reconoce Ignacio Leal Arias, un vocero de los cubanos, quien afirma sentirse acogido por la población turbeña, pero que pese a ello no tiene la intención de quedarse en esta localidad.

“No queremos regresar a Cuba ni a Ecuador -de donde procede la mayoría-, pero tampoco quedarnos acá y ser un problema para Colombia. Nuestra meta es llegar a Estados Unidos y pedimos que los gobiernos se pongan de acuerdo”, dice. Advierte que llegado el caso, si se decide su deportación, no la aceptarán y mejor se aventurarán a la selva.

En la bodega, que fue acondicionada para ellos por los turbeños, que les suministraron colchonetas, cobijas, ropa, alimentación, lavadoras, refrigeradores y otras ayudas, se sienten protegidos, pero hacinados y en condiciones no aptas para seres humanos. Pese a ello no reniegan y agradecen cada gesto de solidaridad.

La Alcaldía les está garantizando seguridad, atención médica y servicio de acueducto, lo necesario dentro del respeto por sus mínimos derechos humanos. Pero no tiene la logística ni la competencia para darles una solución .

235
ciudadanos cubanos permanecen en Turbo en una bodega y casas de familia.

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