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por mateo ISAZA GIRALDO
Cada vez que puede y está cerca del sector, William Leudo se escapa de su rutina y estaciona su moto durante 15 minutos sobre la avenida El Poblado para pedirle a la virgen de la Aguacatala por la salud de sus hijos.
Según reportes de algunos lectores, esta fe desbordada es replicada por cientos de feligreses que utilizan este espacio en el suroriente de Medellín como sitio de peregrinación. Por eso, muchos carros, motos y vehículos de servicio público quedan mal estacionados sobre la avenida El Poblado, una de las vías más transitadas de la ciudad, y generan congestión.
Felipe Botero, residente de Envigado y quien transita por la vía para llegar a su trabajo en El Poblado, aseguró que “es respetable la fe de las personas, pero la deberían profesar sin incomodar a quienes se movilizan por esa ruta”.
Desde hace nueve años, Antonio Sánchez trabaja todos los días en la virgen de la Aguacatala cuidando carros y señala que aunque en ocasiones las autoridades de movilidad hacen presencia e imponen comparendos, en términos generales, son tolerantes con los feligreses que visitan el monumento. ¿Impera la norma o el fervor religioso?.
Autoridades responden
Sobre la problemática, la Subsecretaría de Espacio Público y Control Territorial indicó que allí en lo corrido de 2015 se han realizado 11 operativos de recuperación del espacio público, en los cuales se adelantó un proceso de sensibilización para que los vendedores ambulantes y estacionarios no se ubiquen en esta zona. “En caso de continuar incurriendo en la violación de la norma, se procede a la retención de sus productos por 72 horas”.
Fredy Muñoz, supervisor de servicio de la Secretaría de Movilidad, aceptó que es una problemática recurrente e indicó que puntualmente en esa zona tienen señalizaciones de prohibido estacionar por lo que se intensificarán operativos, apoyados por el vehículo nuevo de control de estacionamiento.
Hernán Mejía, edil de la junta administradora local de El Poblado (comuna 14), argumenta que es complejo, porque en ese sector se mezclan dos dinámicas: la fe y la necesidad de que la ciudadanía respete las normas de tránsito.
“Uno podría decir que la ciudadanía está dividida, buena parte no tiene problema con soportar alguna que otra ‘indisciplina social’ por tratarse de un tema religioso, pero la Alcaldía debe intentar llegar a un consenso y regular el parqueo de alguna forma sin violentar la fe de la gente”.
Por el momento la problemática, sobre todo en horas pico, persiste: los que rezan y llevan veladoras para agradecerle favores a la rosa mística y los que imploran para que se les cumpla el milagro de que se acabe el taco.