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Todo parece servirles a las redes criminales dedicadas al plagio en el país y Antioquia. Droga médica y veterinaria, dinero nacional y extranjero, CDs, libros, ropa, marquillas, elementos de ferretería, películas, cuchillas de afeitar, detergentes, alcohol, respiradores, pipetas, gaseosas y para colmo en su lista infinita, acaba de quedar al descubierto una banda experta en falsificar aceite para carros y motos, que incluso lo mezclan con aceite de cocina.
Las pérdidas para la industria y empresas organizadas son incuantificables. Solo la industria del libro pierde al año $181.000 millones por cuenta de la piratería (ver nota anexa)
Investigadores de la Sijín y una profesional del derecho especializada en estudiar y denunciar a este tipo de redes, quien pidió reserva de su nombre, manifestaron a EL COLOMBIANO que el fenómeno es tan complejo que en la ciudad estas bandas trabajan como si fueran empresarios legales, con ganancias superiores a las del narcotráfico.
Lo peor es que sus clientes, la inmensa mayoría gente que se considera de bien, adquieren este tipo de productos conscientes de que son “chiviados”, pese a que están en juego su salud y la economía de las personas que trabajan legalmente y pagan sus impuestos por sus productos.
Según la investigadora, es absurdo que alguien adquiera un aceite que va a destruir el motor de su carro o moto o que compre un medicamento a precios irrisorios, pensando que está adquiriendo un producto de calidad.
El comandante de la Sijín de la Policía Metropolitana, el coronel Sergio Leonardo Hernández, les recomendó a los consumidores desconfiar de esos precios y adquirir los productos solo en tiendas y negocios de entera confianza, en especial en los almacenes de cadena.
Solo en aceites lubricantes, en 2015 la Fiscalía General de la Nación y la Policía Nacional desarticularon una banda que obtenía ganancias al año de 12.000 millones de pesos.
Según la abogada especializada en la lucha contra los falsificadores, en el caso de los aceites, “utilizan lubricante quemado, lo revuelven con aceite usado de cocina, colorantes y anilina. Lo filtran con medias veladas o lino y lo reenvasan en tarros reciclados del producto original, y con planchas caseras y papel aluminio elaboran las tapas”. Pero esta falsificación también ha sido detectada en la venta de aceite a granel con canecas en las que reempacan el quemado. En Colombia, dice, el 29,7% del aceite lubricante que se vende es falsificado, en especial el de motos.
Otra estrategia para engañar al cliente, sostiene, es que en las vitrinas exhiben los aceites originales, pero en el momento de la compra, entregan el falsificado.
La ambición de los falsificadores no tiene límites. El mes pasado en Medellín, en la Operación ‘Orión’, la Dijín desmanteló una banda que contaba con sofisticados equipos tecnológicos para falsificar dinero. A esta le incautaron 34.937 millones de pesos falsos, en denominaciones de $10.000, $20.000 y $50.000 y 34.000 dólares. Como récord, según la Policía, nunca antes en la historia del país había sido incautada tal cantidad. Como para Ripley, varios de los capturados ya habían pagado cárcel por el mismo delito.
Otras falsificaciones recurrentes, cuyos productos se ofrecen en espacios públicos sin que autoridad alguna reaccione, son los CDs con música, libros y películas; detergentes, baterías, repuestos tecnológicos, cuchillas de afeitar, camisetas y ropa “de marca”. Para los detergentes usan jabón de marcas baratas y lo mezclan con sal y otros químicos, que aún las autoridades no saben cuáles son, y los reenvasan en bolsas de marcas de mayor costo.
En caso de las cuchillas, la Policía indicó que han encontrado algunas con hojas que tienen vellos y rastros de sangre, porque las reempacan con diversos procesos artesanales.
Seguridad industrial
La seguridad industrial también está en peligro con estos falsificadores, ya que detectaron enfermedades pulmonares en obreros expuestos a gases y sustancias contaminantes, a pesar de laborar siempre protegidos con respiradores de marcas que garantizan la calidad.
La Policía y los representantes de las empresas investigadoras descubrieron que en Medellín y otras ciudades hay un mercado de máscaras piratas con productos traídos de China, los que ensamblan en empaques y copian las etiquetas de las empresas originales, pero estos protectores no evitan que los usuarios inhalen gases contaminantes que afectan los pulmones.
El capitán Anyelo Vivas, jefe de la Unidad de Investigación de Delitos Contra la Seguridad Ciudadana de la Policía Metropolitana, manifestó que para combatir estas bandas trabajan de la mano con la Fiscalía y peritos de las empresas afectadas, con el fin de poder judicializar a estos delincuentes que obtienen inmensas ganancias por estas actividades, pero que son difíciles de detectar, porque manejan una fachada de legalidad y generadora de empleo.
Detalló el oficial que en los últimos meses también han detectado falsificaciones de champú, cremas de manos, lociones, numerosos productos de líneas de aseo y limpiadores para el piso.
Informó que en enero de este año cogieron en Bello una fábrica clandestina de gran producción de discos compactos en la que hubo un capturado, y que en Envigado cayeron cinco personas que vendían CDs piratas al por mayor.
El capitán Vivas añadió que en el municipio de Itagüí, a finales de 2015, detectaron una fábrica que falsificaba detergentes de marcas de calidad.
En el caso de los medicamentos, el oficial aseveró que en Medellín no se han detectado, como sí ha ocurrido en Bogotá, fábricas que los adulteren, pero sí han encontrado a individuos que los compran vencidos y les cambian las etiquetas y la fechas de caducidad y los sacan al mercado sin que el consumidor lo detecte.
El detective agregó que los sitios donde más se venden productos falsificados son el Centro de Medellín, algunas tiendas de barrios y de municipios de Antioquia.
La Asociación Colombiana de Petróleos, ACP, aseveró que debido a que el aceite falsificado no brinda ningún tipo de protección ni garantiza la formación de una película resistente de lubricante que evite el contacto metal–metal de las partes en movimiento de los automotores, su uso ocasiona elevados desgastes y obstrucciones de los filtros y los conductos de lubricantes del motor. La clave es destruir los envases originales para evitar su reutilización.
Sin embargo, destacó, las mismas plataformas que los tuvo a punto de hacerlos desaparecer como industria porque facilitó las copias, es la que desde hace dos años los está sacando a flote, ya que hoy el 80 por ciento de las producciones de las disqueras son digitales y un 20 por ciento son de discos compactos .
“Por esto, ahora nuestros esfuerzos son de cara a lo digital, y el recurso humano de las disqueras ha ido mutando a ser competente en las redes sociales y las plataformas tecnológicas de hoy”.
El empresario musical contó que hoy un usuario en Yootube o Google ve y escucha la música y no paga.
Pero, a pesar de ello, la música tiene unos derechos y unos títulos que hay que cumplir internacionalmente y es lo que le está generando hoy los ingresos a la industria disquera, porque estas plataformas se financian con publicidad y de esta manera pagan sus obligaciones los compositores y los productores fonográficos.