viernes
7 y 9
7 y 9
Un problema de salud pública, en eso se había convertido el río Medellín a finales del siglo veinte; la contaminación del agua generaba fuertes olores y enfermedades que empeoraban la calidad de vida de los habitantes del Valle de Aburrá. Conscientes de que había que hacer algo, desde el año 1966, Empresas Públicas de Medellín (EPM) empezó a trabajar en el saneamiento del río.
En la década de los 80, una firma consultora contratada para saber cómo volver a darle vida al río Medellín concluyó: ‘para que ustedes puedan recuperar sus quebradas y su río, debe recoger y transportar agua residuales a cuatro puntos, tratarlas y luego regresarla a su cauce. Construya una planta en Itagüí, una en Bello y dos más al norte’.
“¿En qué vamos? Hace 15 años pusimos en operación la primera planta, la de San Fernando y dentro de 16 meses entregaremos la de Bello, la más grande de todas; esta va a recibir las aguas residuales de Medellín y Bello. Es decir, que en agosto o septiembre del 2016, el 95 por ciento de las zonas que nosotros (EPM) atendemos, van a contar con tratamiento de aguas residuales”, explicó Carlos Eduardo Quijano Altamirano, Gerente de Aguas Residuales EPM.
Con esta infraestructura, Medellín y los demás municipios de su área metropolitana quedan a la delantera de cualquier ciudad del país.
En el tramo del río saneado, se ha logrado obtener 5 miligramos de oxígeno por litro tratado.
En estos momentos EPM recoge desde La Estrella el Agua que va a tratar, es decir, es desde ese municipio que arranca el sistema de transporte de aguas residuales en el Valle de Aburrá.
En este sentido, el tramo entre Caldas y La Estrella no está incluido en el proceso, por tal razón, EPM firmó un convenio con el Área Metropolitana para que en el 2018 ya esté construida la infraestructura que amplíe la cobertura hasta Caldas.
“Esa obra vale 30 mil millones de pesos aproximadamente, la entidad ambiental pone una parte y nosotros (EPM) el resto. Esto también ayudará a mejorar la calidad del agua del río Medellín”, aseguró el Gerente de Aguas Residuales EPM.
Pero, de nada sirve tener las mejores plantas de tratamiento si algunas industrias de la región siguen descargando al río, sin ningún control, todos sus desechos tóxicos. Esta situación es muy común en Envigado, Itagüí y Medellín. A cada rato vemos como el río se tiñe de colores por vertimientos irresponsables y descarados.
Para tratar de mitigar un poco esta problemática, el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, expidió el pasado 17 de marzo, la Resolución 0631 de 2015, la cual actualiza la norma que establece ‘los parámetros y los valores límites máximos permisibles en los vertimientos puntuales a cuerpos de aguas superficiales y a los sistemas de alcantarillado público’.
Además, cambia los mecanismos de medición estableciendo unos parámetros nuevos con los limites físico químicos permisible, y diferencia las cantidades de contaminantes permitidas de acuerdo al sector: minería, alimentos y bebidas agroindustria, hidrocarburos, ganadería, manufactura, servicios y otras 73 actividades.
La nueva reglamentación aplica también para todos los establecimientos que puedan contaminar el agua de los ríos y quebradas, tales como: hoteles y empresas de servicios públicos. Por ser tan exigente, los diferentes sectores económicos tienen nueve meses para ajustarse, ya que la resolución entre en vigencia a partir de enero 1 de 2016.
Este año, EPM inició el Proyecto Centro Parrilla, el cual tiene como propósito reponer y modernizar las redes de acueducto y alcantarillado del centro de Medellín. La inversión que realizará EPM es de 207.000 millones de pesos, recursos que servirán para renovar 34 kilómetros de redes de alcantarillado y 40 kilómetros de redes de acueducto.