El Perpetuo Socorro, de talleres y bodegas a espacio para el arte

Sector de Miami es referente para planear renovación de tradicional barrio céntrico de Medellín.

En zona central de Medellín, este barrio tiene potencial para espacios con enfoque cultural y artístico, desarrollados con apoyo del sector privado. FOTO eSTEBAN vANEGAS

Lugar de nadie. Invisible. Con tanta historia como relatos por contar. ¿Olvidado? El Perpetuo Socorro sucumbió al trajín de la urbe. De vida caldeante, pero inhabitado. Tan cerca de todo y lejano de todos.

Cómo imaginar que en 62 hectáreas de un territorio plano, en el corazón de Medellín, con una estación del metro a pocos pasos, pernocten, cuando más, cinco familias.

Concesionarios de carros, talleres y precarios almacenes absorbieron, por años, las bondades del barrio al que le perdura su joya más preciada: la iglesia de estilo neogótico que no ha sido ajena al olvido de muchos.

Dejar de mirar las montañas para crecer hizo que los ojos de urbanistas se fijaran en lo que por tanto tiempo estuvo oculto: el Perpetuo Socorro. Plantea el desarrollo bien planificado y se muestra como el resguardo de una naciente cultura creativa.

Con milimétrico cálculo, rigurosos estudios y escarmientos tras errores pasados, sector privado y público plantean la transformación de la zona y toman como ejemplo—si se quiere de sorprendentes casualidades—al Distrito Wynwood, en Miami, Estados Unidos, furor turístico y modelo de renovación mundial.

Distrito para los creadores

Crecer hacia las laderas fue un error histórico que hay que detener en Medellín. Redensificar el territorio es la manera de impedir continuar devorando las montañas.

El Plan de Ordenamiento Territorial de Medellín propone como herramienta tres macroproyectos para atraer la densificación en perímetros del río. De uno de ellos hace parte el Perpetuo Socorro, y Ana Cathalina Ochoa, directora de Planeación, junto a su equipo, dimensiona la magnitud de lo que puede ser la intervención de este territorio.

“Tenemos establecido un plan parcial que implica la redensificación del territorio. Paralelo a esto, el sector privado hace presencia con Comfama, Mattelsa, y la zona se ha comenzado a convertir en atractivo y de ahí la idea de que se denomine Distrito Creativo”, comenta Ochoa.

Para aterrizar el proyecto, y comenzar a darle viabilidad, la administración municipal, junto a Ruta N, el centro de innovación de la ciudad, capacita a personas del sector en actividades como la gastronomía y la moda.

En este trabajo, Comfama, que hace presencia en la zona con un espacio para actividades culturales que ha llamado La Bodega, es aliado clave.

“Estamos haciendo una caracterización, en convenio con la EDU. Buscamos quiénes están ahí, de dónde vienen. Sabemos que no es un lugar de dormitorio. La gente va a trabajar, el uso de vivienda es mínimo. Queremos saber quiénes son los dueños de esos comercios, de qué viven, sus expectativas”, anota la directora.

Las similitudes con Miami

El Perpetuo Socorro es uno de los 17 barrios de la comuna 10, La Candelaria, en la cual se tienen establecidos otros cuatro planes parciales: Estación Villa, Moravia, San Lorenzo, Chagualo.

Cada paso, al recorrer el territorio, reviste una sorpresa de todo lo que puede nacer allí. La ciclorruta de Palacé y el urbanismo táctico reflejan la Medellín que crece en modos de movilidad limpia. La bodega Comfama y el edificio de Mattelsa con componentes arbóreos y senderos peatonales que insinúan infraestructura que concibe el espacio público como fundamental.

De todo lo positivo que ya está sucediendo en el Perpetuo Socorro, Comfama tiene una gran responsabilidad, pues en su condición de “habitante” del Perpetuo Socorro jalona la transformación del territorio.

Como parte de esa apuesta invitaron a Francisco García, director de Planeación de Miami, y uno de los gestores de Wynwood, en los años 90 y hasta la primera década de 2000, un sector de talleres y bodegas abandonadas, sin espacio público y deshabitado. Hoy, referente turístico y lugar en el que habitan artistas y se encuentran empresas culturales y restaurantes.

“El caso en Wynwood es que había una demanda de necesidad de espacio diseñado para las personas creativas, y la posibilidad de incorporarle su filosofía, estilo de vida, preferencias, en ese lienzo en blanco que eran bodegas evacuadas. Eso mismo es lo que percibo en Perpetuo Socorro. Aquí es posible hacer lo mismo que hicimos en Miami”, enfatiza García.

Tarea compleja, pero posible

Émerson Marín, arquitecto asesor de Comfama, resalta que el Perpetuo Socorro está a 30 minutos del parque de El Poblado, caminando se llega al metro. Se transita en bicicleta.

“Desde el urbanismo, podríamos esperar que el plan parcial se desarrolle. Nosotros empezamos a actuar desde ya y encontramos una bodega, de las tantas que hay, para darle un uso urbano”, apunta.

Marín destaca que el propósito es empezar a traer gente al sector, pues “muchas personas no saben ni siquiera dónde es”. Añade que con la misma tipología se trabajó en Wynwood, desarrollando una idea de darles vida a las cosas, antes de que suceda la transformación.

“La capacidad de vivienda de un sector como este, en el Centro, debería ser mayor. Todos quisiéramos tener un lugar para vivir donde se pueda tomar el metro, bus, la bicicleta, en vez de estar andando en carro o habitando arriba de la montaña”. Aquí los usos son más asociados a una industria que cada vez es más liviana. Lo que queremos es potencializar los usos mixtos, que no sucede en el barrio”, explica.

Comfama, y así lo deja claro García, promete no recurrir a fenómenos de desplazamientos. La premisa es que el éxito de la renovación urbana depende de respetar los arraigos y propiciar esas permanencias, por ejemplo como la de don Jaime, 38 años arreglando tractomulas en el Perpetuo Socorro y todas las mañanas saca fruta para darles a las aves.

Es inevitable que a este comerciante tradicional del sector como a otros tantos en pocos meses les lleguen ofertas de compra de sus locales. Incluso, dice el concejal de Medellín, Daniel Carvalho, hace año y medio existe una mesa de concertación respecto al Perpetuo Socorro, entre constructores, creativos y Alcaldía “y hemos superado obstáculos normativos y conceptuales”.

“Está faltando que la Alcaldía le ponga claro al sector privado las condiciones favorables para que si un inversionista tiene recursos, en vez de invertirlos, por ejemplo, en un proyecto en la transversal superior lo haga acá”, acotó.

Carvalho añade que debe haber beneficios para los primeros inversionistas, que son los que tienen más riesgo.

“Soy optimista, pero es cierto que los tiempos del urbanismo son eternos”, concluye el concejal.

El plan que se vislumbra en el Perpetuo Socorro entusiasma a urbanistas y académicos como Carlos Pinto. Se muestra la posibilidad de un desarrollo de vivienda para estudiantes, artistas, no de precios elevados, por el contrario accequibles. Tampoco esas torres de más de 15 pisos que tapan los rayos del Sol.

Una zona con cafetines, museos, salas de lectura, exposiciones de pintura, restaurantes. Los talleres de siempre, con mejores prácticas y las clínicas. Por su puesto don Jaime, y el puñado de habitantes y comerciantes que se mantienen en un barrio que ha parecido no pertenecer a nadie.