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Por obras de infraestructura, cobertura educativa, vivienda y la creación de espacios para la recreación y la convivencia ciudadana serán recordados los diez alcaldes del Valle de Aburrá, que culminan sus periodos el próximo 31 de diciembre. En generación de empleo, economía e inseguridad se raja la mayoría.
Las afirmaciones parten del análisis de la Segunda Gran Encuesta de Alcaldes de Invamer, contratada de manera exclusiva por EL COLOMBIANO para medir la opinión ciudadana sobre la gestión de sus burgomaestres al final de su mandato.
En la encuesta, realizada en todos los municipios del Área Metropolitana, se consultó sobre la aprobación del alcalde en su periodo, el ambiente social, los aciertos y desaciertos del funcionario, sí cumplió o no con su plan de gobierno, en qué aspectos se destacó, qué tanta confianza genera y cuál se cree será su futuro político, entre otros aspectos clave. (Ver gráfico)
Solo dos alcaldes, calificados de 1 a 5, siendo uno la peor y cinco la máxima nota, sacan buenas, casi excelentes, calificaciones en el desempeño de su gestión. La Estrella, Juan Diego Echavarría, con 4,41, lo que ratifica la calificación de 2014, cuando también fue de 4,41, e Itagüí, Carlos Andrés Trujillo, que pasó de 3,86 en la medición anterior a 4,25 en la actual.
También de destacar las notas de los alcaldes de Copacabana, Héctor Monsalve, (3,75 - 3,81) y Medellín, Aníbal Gaviria, (3,61 en 2014 a 3,68 en la actual). Salvaron el año los alcaldes de Caldas, Mónica María Raigoza (3,12 en 2014 - 3,59 en 2015); Bello, Carlos Alirio Muñoz (3,55 - 3,53); Envigado, Héctor Londoño (3,50 - 3,31); Sabaneta, Luz Estela Giraldo (3,41 – 3,31); Barbosa, Hernando Cataño (3,65 - 3,31), y Girardota, Luis Fernando Ortiz (3,63 – 3,30). (Ver gráfico)
Si bien hay elementos comunes y un ente rector que aglutina a casi todos los municipios del Valle de Aburrá, como es el Área Metropolitana, cada ciudad tiene sus especificidades, lo que no hace comparables los resultados de los alcaldes entre sí.
No obstante lo anterior, es preocupante que en aspectos clave como el desempleo y la economía se refleje la angustia ciudadana en bajas calificaciones. Es el caso de Medellín que, pese a las grandes obras de infraestructura y otros proyectos macro en la ciudad, el empleo no logró reorientar su débil camino.
Ni hablar del tema de seguridad en Medellín, que tiene el máximo pico de preocupación ciudadana en el Valle de Aburrá al respecto. El 44% de las personas en 2015 consideró que el alcalde Gaviria se rajaba en tal desafío y solo el tres por ciento cree que está haciendo las cosas bien contra la inseguridad.
El temor de la mayoría en los municipios no es que te maten, el miedo generalizado es a caer en la mira del crimen organizado que ya no necesita acabar con la vida de las personas para someterlas.
Itagüí es la otra cara de la moneda, pasó de ser una de las ciudades más peligrosas del mundo, a una donde la inseguridad no reviste mayor preocupación y el 35% de los ciudadanos avala la labor del alcalde al respecto y solo 4% la cuestiona. En el ciclo de entrevistas con EL COLOMBIANO, que cerró ayer con el director del Área Metropolitana y el Gobernador de Antioquia, el alcalde de Itagüí demostró que con decisiones firmes y acompañamiento de la policía sí es posible devolverle a la ciudadanía el bien preciado de la seguridad. (Ver gráfico)
En un año electoral, el 25 de octubre se irá a las urnas para elegir nuevos alcaldes, Gobernador, concejales, diputados y las JAL, hay una pregunta en la Gran Encuesta de Alcaldes de EL COLOMBIANO con la que la ciudadanía marca el futuro político de sus alcaldes y seguramente de los grupos que los llevaron al poder y que ahora pueden recibir la bendición o el rechazo en las urnas.
La estrategia de comunicaciones del alcalde de Itagüí, reflejada en la entrevista de esta semana a EL COLOMBIANO es evidente. Todo lo centra en la difusión de su trabajo en todos los estratos sociales.
La Estrella gana puntos con sus obras sociales y su estrategia de trabajo conjunto con el Área Metropolitana para avanzar en las grandes obras.
El alcalde Londoño, de Envigado, quien repite por cuarta vez en la Alcaldía, sufrió una suerte de revés, quizás castigado por el debate al tema de valorización y sectores dentro del concejo que no sueltan sus prebendas y siguen anclados a un pasado que no parece dejarlos mirar hacia el futuro.
De hecho, el desembotellamiento de Envigado, que podría estar acompañado con recursos del Área Metropolitana u otras estrategias, lo paga el ciudadano de cuenta de un Concejo, que ni siquiera debatió a fondo la propuesta del alcalde de volver al Área.
En Medellín el debate por Parques del Río y el Proyecto de Acuerdo 300, así como una estrategia comunicacional que si bien acerca a la Administración y la ciudad con el mundo, también parece alejarla de las comunas, el ciudadano del común y los centros de investigación, lo cual opaca la socialización de obras excelentes como las UVA y otras estrategias de gran impacto en recreación y deportes, que pese a ser lo más reconocido en los barrios, al calificarlas en conjunto con la gestión del alcalde se rajan.