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Lo que comenzó como una confesión a un feligrés terminó en un robo en la parroquia Inmaculada Reina de la Paz del barrio Trinidad, en el suroccidente de Medellín.
El párroco Andrés Felipe Salazar le contó a EL COLOMBIANO que el pasado miércoles aceptó hacer la confesión de un ciudadano a las 8:00 de la noche. El hombre le dijo que necesitaba la ayuda divina y que solo podía ir hasta la iglesia en la noche, por cuestiones laborales.
Al padre de 34 años, que volvió hace apenas seis meses de Francia tras una misión de seis años, no le generó desconfianza la petición.
Salazar contó que el hombre llegó media hora tarde a la cita. Pero el siguiente recuerdo en su mente ocurre tres días después. “Lo que le estoy contando me lo contaron a mí, porque después de la confesión lo que yo recuerdo es un hospital”, agregó el padre.
El pasado jueves en la mañana, el padre dio la misa de la mañana como siempre lo hacía. Sin embargo su sacristán notó que algo no estaba bien. “Él se dio cuenta de que yo estaba raro, que estaba pálido y hablando enredado. Cuando terminó la misa me llevó a la casa cural y se dio cuenta de lo que había pasado”, narró.
El panorama que se encontraron los ayudantes los alarmó: las ventanas estaban cerradas y tapadas con cortinas -algo inusual durante el día en la Casa Cural-, los cajones estaban abiertos y había objetos regados por todas partes.
Ayudado por la secretaria del despacho, el sacristán acudió a una clínica donde le confirmaron que el sacerdote había sido drogado. “Creo que no fue con escopolamina, pero tampoco recuerdo qué me dijeron los médicos. No he sabido más sobre eso”, explicó el religioso.
Según el reporte parroquial, de la casa se llevaron algunas ofrendas en efectivo -casi todo en monedas- que el padre Salazar debía consignar el jueves en la mañana. También hurtaron el celular y un reloj de propiedad del sacerdote. “Esta es una parroquia muy humilde y no había muchas cosas de valor. De los elementos usados en la eucaristía no se llevaron nada”, aclaró Salazar, quien apenas pudo volver a sus funciones tres días después del hecho.
La Arquidiócesis de Medellín informó que se instauraron denuncias ante la Policía y la Fiscalía, y que el caso está en investigación .