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Dos exintegrantes y un allegado de las Autodefensas fueron asesinados en los últimos cuatro meses en el Valle de Aburrá, en episodios que en principio las autoridades han tildado de “aislados”.
No obstante, estas muertes coinciden con la reciente excarcelación de varios comandantes y excombatientes paramilitares, que ya cumplieron sus ocho años de pena alternativa en la cárcel.
El primer asesinato, de acuerdo con registros de la Policía Metropolitana, ocurrió el 6 de junio en el barrio Moravia de Medellín. En un segundo piso arrendaba una pieza José de Jesús Pérez Jiménez, alias “Sancocho”, quien inició su carrera ilegal en el bloque Metro y luego pasó al bloque Calima, delinquiendo en Valle y Cauca, y participando en crímenes tan sonados como la masacre de El Naya (2001), en la cual fueron asesinados 24 indígenas caucanos.
Había salido de prisión el 22 de mayo y el último día de su vida observaba el partido final de la Liga de Campeones, cuando llegaron los asesinos. Según la comunidad, vestían uniformes de una empresa de telecomunicaciones, usaron una escalera para subir al balcón del segundo piso y a través de la ventana dispararon una ráfaga de fusil calibre 5.56.
Mataron a “Sancocho”, de 46 años, y a Wálter Pérez, de 42, quien le había arrendado la pieza y veía el partido con él.
Los agresores abordaron una moto y para cubrir su huída realizaron disparos indiscriminados. Uno de los proyectiles le quitó la vida al vecino Andrés Álvarez Hernández, de 24 años, cuando lavaba una moto en la acera de su casa.
El siguiente caso ocurrió el 17 de septiembre, en la vereda El Morro del municipio de La Estrella, dentro de una lujosa casafinca. A las 8:00 a.m. ingresó un comando sicarial, cuyos integrantes vestían prendas privativas de la Sijín y el CTI.
La investigación preliminar indica que sometieron a los inquilinos y los separaron del propietario, el ganadero Carlos Andrés Mejía Chaverra, de 39 años y apodado “Cañé”. El rehén trató de luchar contra los agresores y fue abaleado.
Era amigo del excomandante paramilitar Fredy Rendón Herrera, alias “el Alemán”, quien se desmovilizó en 2006. Fuentes del Inpec comentaron que “Cañé” visitaba con frecuencia a Rendón, durante su permanencia en la cárcel de Itagüí.
La residencia en la cual se perpetró el asesinato había sido visitada por “el Alemán” después de su excarcelación el pasado 30 de julio. Incluso, según fuentes judiciales, estuvo en el sitio la noche anterior al homicidio de Mejía, por lo que una hipótesis de los investigadores es que los agresores también lo buscaban.
El último episodio de esta racha ocurrió dos días después, en el barrio Belén Aliadas de Medellín, donde en una vía fue abandonado un taxi con dos cadáveres sin documentación. El conductor, Javier Celis Castaño, de 61 años, fue hallado después en el cerro de Las Tres Cruces, con un disparo letal en la cabeza.
Uno de los N.N., que yacía envuelto en una sábana en el baúl del vehículo, fue identificado como Édison Flórez Quintero, de 23 años.
La otra víctima, que fue desmembrada y repartida en seis bolsas en la silla trasera, se llamaba Hildebrando Alonso Vásquez Mazo, tenía 45 años y le decían “Calentura”.
Los investigadores buscaron sus antecedentes, determinando que la muerte venía rondando a “Calentura” desde el 11 de septiembre. Ese día, explicaron fuentes de la Fiscalía, un sicario lo sorprendió en el sector San Pablo de Guayabal. Iba a dispararle, pero el arma se trabó.
Para fortuna de Vásquez, en una tienda había dos agentes del Gaula y persiguieron al atacante, quien resultó herido de bala en la captura. “Calentura” les dijo que no era la primera vez que atentaban contra su vida, pero que siempre fallaban porque tenía “el cuerpo cerrado” con un hechizo.
Las Direcciones de DD.HH. y Justicia Transicional de la Fiscalía tienen documentado que Vásquez fue paramilitar y delinquió en el municipio de Yarumal, en una facción llamada “los Doce Apóstoles”.
Ese grupo actuó entre 1993 y 1996, perpetrando homicidios de guerrilleros y acciones de “limpieza social”. En dicha estructura, “Calentura” fue un presunto sicario.
Tras la disolución del grupo, militó en otra facción denominada “el Grupo de Pérez” (1996 hasta abril de 1998), liderada por Rodrigo Pérez Alzate, alias “Julián Bolívar”. Lo detuvieron en 1999, estuvo en prisión y fue dejado en libertad. Incluso habría participado como testigo en el esclarecimiento de 40 homicidios en el Nordeste de Antioquia.
Aunque Vásquez no se desmovilizó, Pérez Alzate reconoció en una versión libre que fue miembro de su organización en el rango de patrullero.
Al igual que “el Alemán”, “Julián Bolívar” salió de la cárcel este año, tras cumplir la pena alternativa en mayo.
Ninguno de los tres homicidios reseñados (que contando las víctimas circunstanciales suman siete) ha sido esclarecido, no hay detenidos ni órdenes de captura expedidas, por lo que no es claro si son aislados o si hay algún mensaje de intimidación para los paramilitares que están saliendo de la cárcel.
El 17 de septiembre, día en el cual mataron a “Cañé”, se realizó en el Museo Casa de la Memoria de Medellín el foro “Ley de Justicia y Paz: de Ralito a La Habana”, en el cual participó “el Alemán”. Ante un público de víctimas y organizaciones de DD.HH., pidió apoyo de la sociedad para los más de 3.000 postulados a la ley de Justicia y Paz que saldrán libres próximamente. “La sociedad no puede pretender que todos terminemos muertos, necesitamos que nos abran sus brazos”, afirmó.
En el mismo pánel estuvo el abogado de “Julián Bolívar”, Jorge Ruiz, quien hizo énfasis en que la mayoría de reinsertados “sienten un trémulo pavor por la inseguridad física y jurídica”.
El secretario de Seguridad de Medellín, coronel (r) Sergio Vargas, dijo que la Administración no ha recibido ninguna alerta de amenazas por parte de la población desmovilizada.
“Esos hechos deben generar una alerta para los investigadores de la Fiscalía y Policía, para que analicen el contexto en el cual están ocurriendo. Nosotros desde la Alcaldía acompañamos esos procesos, aportando recursos para que las investigaciones salgan adelante”, relató el funcionario.