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Asesinan a “Mao Tatuajes”, presunto socio financiero de “la Oficina”
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Óscar Mauricio Ramírez Jaramillo, apodado “Mao Tatuajes” tenía 44 años. FOTO CORTESÍA
Un criador y comerciante de ganado y caballos fue asesinado en la vía Las Palmas, a la altura del municipio antioqueño de Envigado, en lo que ha sido atribuido por investigadores judiciales a un ajuste de cuentas del crimen organizado, según las primeras hipótesis.
Óscar Mauricio Ramírez Jaramillo, apodado “Mao Tatuajes”, sería, al decir de fuentes judiciales, presunto integrante del ala financiera de la organización ilegal “la Oficina”, aunque para el resto de la sociedad era un criador de ganado y equinos de raza, y amante del fútbol, negocio en el cual también invertía dinero desde sus tiempos de amistad con el hoy fallecido Gustavo Upegui, expresidente de Envigado F.C.
Su deceso ocurrió en la madrugada de este domingo (25 de enero), cuando el hombre de 44 años regresaba desde el municipio de Rionegro, adonde había asistido a la 39a Exposición Equina ExpoOriente.
“Él siempre andaba en un vehículo blindado, pero no lo hizo esa noche”, narró el alcalde de Envigado, Héctor Londoño, tras recibir el informe preliminar de la Policía.
Las pesquisas iniciales sugieren que su compañera sentimental partió antes en el carro blindado, y que Ramírez lo hizo después en un auto convencional, en compañía de otras dos mujeres.
En el kilómetro 14 + 860 de la Vía Las Palmas, registró la Policía Metropolitana, descendió del automotor porque no se sentía bien y quería vomitar.
En ese instante aparecieron sicarios a bordo de dos motocicletas de alto cilindraje y le dispararon, impactándolo en la cabeza.
Las fuentes judiciales señalaron a EL COLOMBIANO que “Mao Tatuajes” había retornado a Colombia hacía más de una década, después de pagar cárcel en Estados Unidos por narcotráfico.
Hace cuatro años sobrevivió a un atentado en las afueras de un gimnasio de Medellín, en el que recibió una herida de bala en el pecho.
Ramírez carecía de orden de captura y antecedentes judiciales en Colombia, por lo cual actualmente se movilizaba con tranquilidad por las calles. “El informe que tenemos es que se trataba de un ganadero que vivía en Medellín. Hace unos años sobrevivió a un atentado”, señaló el alcalde Héctor Londoño.
Hace tres meses fue sorprendido en una requisa de la Policía cerca de una discoteca del municipio de Itagüí, cuando portaba un arma de fuego con salvoconducto vencido. “Salió airoso de la situación porque, al parecer, un amigo que lo acompañaba les dijo a los policías que el arma no era de “Mao”, sino de él, y asumió la responsabilidad”, relató un investigador de la Fiscalía, quien solicitó la reserva de su identidad.
Extraoficialmente, se ha dicho que “Mao Tatuajes” sería integrante del ala financiera de “la Oficina”, con supuestos nexos con el cartel mexicano de Sinaloa para el tráfico de narcóticos.
Dos de sus presuntos socios dentro de la organización fueron asesinados a tiros en los dos últimos años: Jorge Pérez Marín (alias “Morro”) y Wilmar Metaute (”Pichi Calvo”).
Tal parece que dentro de la mafia criminal hay un imperativo por borrar del mapa a ese grupo de socios, orquestado por cabecillas de la misma estructura. Por sus muertes, sin embargo, no hay una sola orden de captura expedida.
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