viernes
7 y 9
7 y 9
‘La caleña’ murió en una pieza de una olla de vicio. Murió acostada, se durmió y no despertó, no sintió más el frío ni el hambre, nadie se acuerda si se fumó su último bazuco; ni de eso ni de su nombre completo ni siquiera el hombre que la acompañó en los 6 meses que le faltaban de vida supo dar razón. Asegura él que ella se llamaba Maribel.
“Ella me traía el almuerzo todos los días. La conocí en la calle. Ayer (miércoles) la llamé antes de las 12 del día, para que fuera a almorzar y me trajera el almuerzo. Le dije a ‘Lámpara’ (amigo) que le tocara los pies, estaba fría. ¡Caleña! ¿Sabe qué? Está fría, está muerta. Se murió en la madrugada, parecía dormidita, hermano”. Dice *Ramón, el compañero de cuarto entrado en años, mientras se peina juicioso, al lado del cadáver con el que pasó toda la noche y buena parte del pasado jueves.
El cuarto, si así se le puede llamar a ese espacio lleno de basuras y ratas donde falleció ‘la Caleña’ a sus 65 años, está al fondo del sótano de una reconocida olla de vicio de Niquitao, donde a diario conviven más de 100 habitantes de calle.
Está ubicado en la carrera 44 con calle 43, tiene una fachada derruida y una puerta estrecha por donde solo se entra acompañado de quien conozca bien el recoveco.
El corredor tiene más de 10 habitaciones, no hay servicios públicos. Al final unas escaleras, oscuras y húmedas, bajan al sótano, utilizado para la basura que se acumula en montonera, la basura de meses, la basura que a nadie le importa recoger. El olor es penetrante. El bazuco parece ambientador.
Al final del corredor, en la pieza donde un hueco en la pared cumple las funciones de ventana, allí, hasta entrada la tarde, estuvo por más de un día, una noche y una mañana el cuerpo de ‘la Caleña’.
Larga espera
Ayudado por un par de amigos y compañeros de desgracia, Ramón envolvió el cuerpo en unas cobijas. Bocarriba, mirando al cielo, donde seguro quería estar ella, permaneció su cadáver más de 30 horas, en evidente rígor mortis, a merced de las ratas que peleaban entre las mantas por corroerlo.
“Llamamos a todas partes. Los únicos que han venido son los policías que dan vuelta. Nadie ha querido recogerla. Un ser humano no puede terminar así, no importa si uno vive en la calle”, dice indignado un hombre a medio vestir en uno de los cuartos.
“Yo la veía salir y entrar hace varios meses. Nunca me dijo el nombre. Salía con su bolsito, demás que a pedir, no tenía familia que supiera. Dormía en esa pieza. Muy habladorcita, con nadie se metía. Ayer en la mañana salieron y gritaron: ‘¡Hay un chulo adentro!’. Me asomé y ahí estaba, llamamos al 123 a las 5 de la mañana”, dice *Roberto, otro de los habitantes de la olla, que además ha sido intervenida por lo menos en 2 ocasiones en los últimos 2 años por las autoridades.
Nadie sabe de qué murió ‘la Caleña’. Si se dijera que de abandono, nadie podría negarlo. Para las autoridades, sin embargo, fue simplemente una muerte natural.
El calvario de ‘la Caleña’ siguió después de muerta. Solo miembros de la funeraria San Vicente se apersonaron de su cuerpo aproximadamente a las 4 de la tarde de ayer y se la llevaron a un entierro digno.
Solo esperan que aparezca algún documento que saque de la duda a más de uno sobre el verdadero nombre y que las autoridades averigüen porque el simple acto de humanidad de trasladar su cadáver demoró más que una velación completa, en cámara ardiente y con misa de arzobispo, de cualquier senador de la República caído.
“Pedí los informes de los reportes al 123. Aparece a la medianoche de ayer. Yo tengo la misma inquietud y todo parece indicar que la demora se dio por un tema administrativo, mientras se ponían de acuerdo sobre quién hacía la diligencia y se tomó este tiempo. La verdad, hay un tema de dificultad y estaré pidiendo el informe de qué fue lo que pasó”, advierte el Secretario de Inclusión Social de Medellín, Fabián Betancur, que según expresó no fue avisado del incidente y en menos de una hora solucionó el problema que tenía ‘la Caleña’ (el de morirse sola y sin identidad), que parecía no tener doliente en esta ciudad.
*Nombres cambiados.