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Para comenzar hay que decir que no todos los ladrones que asaltan utilizando motocicletas son fleteros, pero que sí, todos los fleteros son ladrones. Así las autoridades identifican de manera particular el tipo de delito para investigar a fondo y lograr los resultados traducidos en capturas.
Los fleteros son delincuentes dedicados al hurto a usuarios de los sistemas financieros, cajeros o sucursales bancarias. Los ladrones en motocicleta adoptaron hace algunos años la modalidad de interceptación de los fleteros y, por el uso del término, el común de la gente usa esta descripción.
Pero ¿cómo funcionan las bandas dedicadas a este tipo de hurtos? ¿Dónde actúan? ¿Cómo se identifican?. Las autoridades tienen bien medido el fenómeno.
El pasado 15 de mayo un incauto zootecnista de 31 años se desplazaba por la vía a Las Palmas. Eran las 6:00 de la tarde aproximadamente y llevaba consigo 40 millones de pesos en efectivo, que había retirado minutos antes de una sucursal bancaria y no había solicitado el acompañamiento policial.
A la altura de la Loma del Indio, fue interceptado por hombres que iban a bordo de una motocicleta de alto cilindraje. Le exigieron el dinero, pero ante la duda de la víctima le dispararon en el cuello.
“Es un comportamiento típico en ellos. Van dispuestos a todo, a matar incluso”, advierte un investigador del Grupo Contra Atracos de la Sijín, de la Policía Metropolitana.
Por fortuna, una patrulla de la Policía que pasaba por el sector se percató de la situación y entró en acción. Hubo intercambio de disparos, uno de los asaltantes resultó herido, el otro capturado. El hurto fue frustrado, pero por poco le cuesta la vida a la víctima.
Uno de los asaltantes reside en Santa Cruz, el otro cerca, en Aranjuez. Ambos de una banda que, presumen las autoridades, no puede tener menos de seis integrantes.
“Estos combos actúan de forma muy similar. Hay que desvirtuar varios mitos. El primero es que en las bandas están incluidos los cajeros de los bancos, o los policías que realizan los acompañamientos. En varios años no hemos detectado ni un caso de estos”, explica el investigador.
De acuerdo con las investigaciones realizadas por años por la unidad, que tiene además un grupo solo especializado en fleteros, hay seis cargos bien definidos en cada banda.
‘Empresa’ con logística
El que está en el banco, que da vueltas, que hace varias transacciones pequeñas, que permanece esperando sentado con cualquier excusa, es un ‘marcador’ en potencia. Su oficio: señalar a la víctima, por algún detalle de la vestimenta, por ejemplo.
“Estos tienen el oído educado. Saben por los pitos de la máquina de contar billetes cuando alguien lleva una buena suma de dinero. Saben que cada pito, son cinco millones. Después de dos pitos, la alerta para ellos se activa”, explica el policía.
El ‘marcador’ avisa a sus cómplices, que generalmente son dos. Uno es el ‘cogedor’. Ellos prenden la motocicleta y siguen a la víctima el tiempo que sea necesario. Ya saben quién es, como va vestido, cuánto lleva encima y donde lo tiene guardado. Llevan una o dos armas, interceptan, intimidan y hacen el ‘trabajo’ más sucio.
El ‘sacador’, tercer elemento en juego, es un hábil conductor, dispuesto a llevar la motocicleta dónde sea necesario y evadir los obstáculos. También, claro, es el primero que huye en caso de tener problemas. A veces hay más de uno en la banda, si hay que cambiar de vehículo, por ejemplo.
En Medellín las motocicletas preferidas son de dos clases, de cilindraje bajo, de 100 a 175 centímetros cúbicos. O si es un golpe más grande, de alto cilindraje, 660 cc, generalmente.
El ‘arrastrador’ tiene otro papel. Va en un vehículo, generalmente un taxi. Es el encargado de evadir cualquier rastro de las autoridades. Se lleva el dinero y las armas, dejando limpios a sus cómplices en caso de ser detectados.
¿Las ganancias?
El pasado 28 de noviembre se conoció de la captura de diez integrantes de la llamada banda de ‘el Volador’, grupo delincuencial que, según afirmó el general José Gerardo Acevedo Ossa, comandante de la Policía Metropolitana, estaba exclusivamente dedicado al fleteo a escala de empresa criminal. Cayó su jefe, alias ‘Bombillo’, con toda su estructura.
Conforme con la investigación realizada por el Grupo Contra Atracos de la Sijín, se lograron documentar 32 casos de fleteo cometidos por la banda en menos de un año, con ganancias superiores a los 500 millones de pesos.
Actuaban en cualquier punto de Medellín y el Valle de Aburrá. “Estos grupos son difíciles de judicializar. Sabíamos, incluso, que estuvieron delinquiendo en Duitama y en Pereira”, advierte uno de los agentes que participaron en la investigación.
Es evidente. En la ciudad hay combos solo dedicados a este delito. Se tienen entre ocho y diez de ellos identificados y con procesos en curso. Uno es de Castilla y se hace llamar ‘los Ototos’; hay otro en la misma zona, denominado ‘la 15’. Todos se ubican en las zonas del nororiente y noroccidente de Medellín.
Actualmente cursan dos investigaciones en contra de miembros que integran bandas dedicadas al hurto a usuarios del sistema financiero, que se encuentran priorizadas por las diferentes autoridades y bajo la coordinación de la Fiscalía General de la Nación, según informe de la Sijín.
La debilidad para las autoridades es la judicialización. Para lograr las órdenes de captura de los integrantes de ‘el Volador’, se tardaron más de un año y el delito que es el objetivo, es el de concierto para delinquir.
Aún así, bajo las premisas de la ley vigente, muchos de ellos, tras preacordar con la Fiscalía y hacer acto de reparación a las víctimas, pueden obtener hasta un 50 % de descuento en las penas, lo que los deja con condenas hasta de tres años, para salir y seguir en la misma actividad.
“Sabemos que, incluso, de sus golpes, guardan un dinero importante como seguro judicial, para pagar abogados en caso de caer”, advierte el investigador.
En cifras
La pregunta más difícil de resolver para las autoridades es una cuestión de cifras. Actualmente la Sijín de la Policía Metropolitana tiene una base de datos en la que llevan trabajando más de cinco años, en la que hasta el momento se han acumulado aproximadamente 1800 nombres de fleteros.
La cifra, ya asombrosa, se suma a la del número de bandas que no solo se dedican al fleteo, sino al hurto común, al hurto a personas, utilizando modalidades heredadas de este fenómeno conocido en la ciudad desde inicio de los años 90, cuando los grupos de sicarios de ese entonces, dejaron de percibir los sueldos millonarios del narcotráfico y tuvieron que buscar alternativas económicas.
De acuerdo con datos del Sistema de Información para la Seguridad y Convivencia (Sisc), entre enero y mayo 25 de este año, se habían documentado 63 casos de fleteo en Medellín, frente a 122 del mismo período en el año anterior.
Según Policía Metropolitana, son 92 los casos en el Valle de Aburrá, confirmados y documentados.
Separada de esta estadística, aparece la del hurto a personas mediante atraco, que incluye los casos de motorizados que interceptan a los vehículos en las calles. En estos casos el Sisc, en el mismo lapso de 2016, ha documentado 1266 casos, solo en la ciudad.
Lo que más hurtan son celulares (964 casos), seguido de dinero en efectivo (663 casos).
Es evidente que la ciudadanía está cansada de estos delincuentes y de la flexibilidad de la ley para castigar. No es raro que abunden los videos en las redes sociales que registran brutales palizas contra ladrones, fleteros o no, que son atrapados en acción. De estos, evidentemente con un subregistro, hay 12 casos documentados por el Sisc.
Según datos de la Policía Metropolitana, seis delincuentes han sido dados de baja en acciones policiales, cinco de ellos en casos de fleteo.
Un caso más, en el centro de Medellín, obedeció a la legítima defensa de un ciudadano que le disparó a su agresor.