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Con subienda de bocachico, revive el Magdalena

La especie insignia del Magdalena, en peligro de extinción, volvió a tener la subienda de mitaca, pero hay alerta por la pesca de tamaños no permitidos.

  • Muchos de los bocachicos que no cumplen las tallas están siendo vendidos en las calles del centro de Medellín como se ve en la foto. El llamado es a la ciudadanía para que se abstenga de comprar estos pescados, para preservar la especie. FOTO carlos Velásquez
    Muchos de los bocachicos que no cumplen las tallas están siendo vendidos en las calles del centro de Medellín como se ve en la foto. El llamado es a la ciudadanía para que se abstenga de comprar estos pescados, para preservar la especie. FOTO carlos Velásquez
21 de agosto de 2017
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El bocachico, tan esquivo para los pescadores en los últimos 5 años, de nuevo es furor en el río Magdalena, gracias a una repentina subienda originada por la siembra de alevinos por parte de las corporaciones autónomas regionales y la autoridad pesquera, además de las lluvias de abril, mayo y junio, que volvieron a conectar el afluente con las ciénagas que se resisten a desaparecer a pesar de la deforestación y la expansión ganadera.

Sin embargo, esta efímera alegría causa preocupación en los pescadores artesanales, porque la sorpresiva subienda de mitaca, como la llaman ellos, está atrayendo a numerosos desempleados que ven en el río una oportunidad de subsistencia y para lograr mayores ganancias están utilizando trasmallos deslizados, prohibidos por la Resolución 533 de la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca, Aunap.

Rodrigo Antonio Morales, presidente de la Federación Colombiana de Pescadores Artesanales y Ambientalistas de Colombia, dijo que en Antioquia entre Puerto Berrío, Puerto Triunfo, Puerto Nare y Yondó, hay registradas 4.500 familias que viven de la pesca artesanal. De ellas, en Puerto Berrío hay 870, pero en estos momentos el número de pescadores que se están rebuscando con el bocachico en el río supera los 2.000, dijo.

El dirigente llamó la atención de las corporaciones autónomas regionales, la Aunap, la Policía y las alcaldías, para que hagan cumplir las normas de las tallas mínimas, ya que esto es fundamental para preservar el bacachico del río Magdalena, el cual en los últimos 12 años había tenido una preocupante disminución.

Relató que en estos momentos, en Puerto Berrío, venden sartas de 18 pescados de 14 a 18 centímetros a $4.000, lo que no debería estar pasando, porque la talla mínima permitida es de 25 centímetros, sin contar la cola, y esto solo busca que la especie tenga oportunidad de reproducción.

Javier Ovalle, profesional universitario de la Aunap en Barrancabermeja, contó que el bocachico que llega a Medellín, procede de la ciénaga de Ayapel (Córdoba) o de Puerto Berrío.

En esta última población dijo, han venido capacitando a la ciudadanía sobre las nomas de pesca y la necesidad de respetar las tallas mínimas para que esta bonanza no se convierta en otra amenaza para la subsistencia del bocachico. La mayor advertencia que están haciendo es la prohibición del trasmallo deslizado, ya que no permite la selección y arrasa toda la vida que encuentra en el río.

Indicó que hoy la Aunap decomisa entre Puerto Berrío, Cimitarra, Yondó y Barrancabermeja, hasta cinco de estas redes de nailon, en un día.

Destacó que una estrategia de la Aunap para que los pescadores tengan una buena práctica es ayudarles con cavas, embarcaciones y atarrayas de 4 metros de altura y 4 centímetros de ojo de malla para que pueda devolverle al río las especies pequeñas.

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