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Desde el 10 de septiembre de 2014, cuando el alcalde, Aníbal Gaviria, anunció la construcción de un sistema de cable para el noroccidente, en este sector de Medellín empezó a crecer la ilusión por la obra, pues a pesar de los 19 años de existencia del metro, aún los habitantes no han recibido un beneficio tan directo del sistema.
Lo dijo el Alcalde: “El cable de Pichacho es un viejo anhelo de la zona noroccidental, un viejo anhelo de todo el sistema integrado de transporte y una respuesta con inversión a las comunas 5 y 6, que han tenido problemáticas sociales y de violencia”.
Aunque sin diseño, estaba claro lo más importante: la plata y la voluntad de construirlo. Son $215.000 millones, de los que la Nación aportará $80.000 millones, lo que garantiza que no hay reversa y que es uno de los proyectos bandera de la empresa Metro, confirmó la gerente, Claudia Restrepo Montoya.
Aunque no conocen mucho del proyecto, en general, lo consideran ampliamente benéfico para el sector.
Dice Irma Ramírez, habitante del Doce de Octubre, que lo único que traerá el metrocable al Picacho será desarrollo.
“Yo vivo por acá hace muchos años y llevo dos con este negocio (una venta de empanadas) y primero el beneficio será en el transporte, ahorraremos mucho tiempo y eso también será economía”. Irma imagina “gringos” degustando sus productos y ella en un lugar más cómodo que la acera que ocupa hoy.
Claro. Y es que con el cerro El Picacho pegado al sitio donde suponen que estará la estación de llegada, todos sienten que la zona -en la comuna 6, Doce de Octubre- será uno de los sitios más turísticos.
“Ese cerro está hermoso y seguramente van a llegar visitantes”, comentan Esnéider Castrillón y Andrés Cardona.
Tomás Elejalde, gerente de Planeación del Metro, confirma que de hecho, en el convenio entre el Municipio y el Metro para la obra, quedó definido un diseño para la construcción de un cable turístico del Picachito al cerro El Picacho, aparte del cable urbano.
“Será algo similar a las Líneas K y L de Arví, pero más pequeño”, detalló Elejalde.
“La expectativa que tenemos son las mejores, eso va a descongestionar vías, vamos a tener mejor calidad de vida”, siente José Alberto Cadavid.
A Guillermo Castrillón, aunque sabe que la obra tiene sus bondades, lo asaltan temores: “nos va a subir el estrato, los impuestos serán más caros y si de pronto afecta mi casa, pagan cualquier cosa”.
Elejalde aclara que los dineros de este proyecto están garantizados por el Fondo Medellín Ciudad para la Vida y no se necesita cobrar ningún impuesto ni buscar recuperarlos. Además, como aún no hay diseños ni trazado, no se sabe qué predios se afectarán.
“Vamos a ceñirnos, como en todos los sistemas, a la ley para el pago de las viviendas, inmediatamente sepamos cuáles predios se afectan, se lo diremos a la gente”, aseguró.
Víctor José Velásquez, del Comité de Venteros de El Pedregal, sostiene que ya han tenido reuniones con personal del Metro para expresar sus opiniones sobre cómo será el trazado y otros pormenores.
“A nivel de la JAL tenemos un vocero”, expresó y precisó que la comunidad quiere una estación cerca al Sena y otra junto a la sede de Comfama de la carrera 76, porque es una zona intermedia entre los barrios beneficiados: los de la comuna 5 (Castilla), algunos de la 7 (Robledo) y los de la 6.
Argumenta que han quitado rutas de buses y solo la 284 sube a la zona. Un viaje al Centro tarda cerca de una hora en días de congestión, sobre todo porque los buses atraviesan vías estrechas y paran en cada esquina.
Brenda Michel Llano, de 20 años y que hace parte de los 40.000 pasajeros que, se calcula, movilizará el sistema del total de 340 mil habitantes de las comunas 5 y 6, siente que el sistema les cambiará la vida.
“Ojalá lo hagan, porque tenemos un transporte en bus demorado, con mucha congestión, inseguro y que nos sale muy caro”, puntualizó.
En 13 meses se espera tener los diseños de detalle. La obra estaría lista en 44 meses. Tendrá una extensión de 2.700 metros y 4 estaciones. Aún no esté definido el trazado.