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Según el escritor y periodista Reinaldo Spitaletta, Prado Centro fue un barrio de la burguesía antioqueña creado en 1926, por Ricardo Olano, un comerciante y dirigente cívico de Medellín que perteneció a la Sociedad de Mejoras Públicas de Medellín.
Spitaletta opinó que Prado puede ser la muestra del snobismo paisa y su élite pero, a su vez, un asunto de historia, arquitectura de patrimonio y memoria.
Entonces, dijo, esa élite creó un barrio con palacetes, chalets y mansiones, que eran un lujo y distinguían a sus habitantes del resto de la ciudad.
Años después, por diversas razones, entre ellas la vecindad con Lovaina, un sito dedicado a la prostitución y la rumba nocturna, se desmoronó y esa élite partió hacia Laureles, El Poblado, e, incluso, a Llanogrande, en Rionegro.
Desde hace unos 15 años empezaron a llegar otros habitantes hasta que convirtieron a Prado en un barrio sin identidad o, por lo menos, con otros sentidos del suelo y de las especialidades.
Con un gran valor ambiental (aún conserva su zona arborizada), el barrio se llenó de instituciones sin ánimo de lucro, clínicas, asilos y sus familias tradicionales fueron saliendo y algunas de sus casas convertidas en inquilinatos y prostíbulos.
Spitaletta opinó que los caserones fueron declarados patrimonio , pero de papel, ya que se distancia del patrimonio real de aquel que debe contar las historias.
Por eso, advirtió, ya nadie sabe que allí vivía Luz Castro de Gutiérrez, en cuya casa se hacían los reinados de Miss Antioquia (ahora el caserón es sede del Águila Descalza). Tampoco se tienen referentes de la casa del pintor y escultor Fernando Botero, Carlos E. Restrepo y del mismo Ricardo Olano.
Tampoco se comenta que en esos caserones vivieron los presidentes como Enrique Olaya Herrera y Eduardo Santos. Se desconoce que Palacé, la carrera 50, fue el centro del barrio con las mansiones más bellas y jamás vistas en Medellín.
Para Spitaletta, a Prado le llegó su decadencia con la construcción de la avenida Oriental a mediados de los años 70 que lo acercó al centro de Medellín y hoy es corporativo en el día y, en la noche, inseguro y tenebroso.