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Aula múltiple donada por Japón activará el arte en la comuna 8
En un tanque en desuso de EPM, que funciona como biblioteca en el primer piso, quedó el salón para servicio de la comunidad en varios barrios.
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En el viejo tanque de EPM quedó construida el aula múltiple donada por el gobierno japonés a la Fundación Golondrinas, que articulará el saber en artes en la comuna 8. FOTO manuel saldarriaga
03 de julio de 2015
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Sentados en las escaleras que conducen al segundo piso de una edificación redonda, varios estudiantes charlan de cosas diversas, cosas de pelados, y entre chistes y sonrisas responden que aún no han entrado al inmueble, pero que por lo que han visto desde la ventana, será un lugar especial para ellos.
-Nos han dicho que nos van a dar talleres, creo que de español-, dice Valentina Duque, estudiante de noveno.
Su compañera Elisa Benítez opina que será espectacular para nuevos aprendizajes.
-Nos gusta porque es otro espacio para proyectarnos y lograr metas-, comenta Felipe Tabares, vestido con pantalón azul y camiseta blanca.
En realidad, ese segundo piso acaba de ser construido y se trata de un aula múltiple en la que la Fundación Golondrinas aspira a dar formación en artes a 1.368 personas de sectores como El Faro, Golondrinas, Llanaditas , Altos de la Torre, Camboya y otros de la comuna 8. Fue construido con recursos de la Embajada de Japón y será un nuevo elemento de unidad y conocimiento para estas comunidades.
Escuela Reggio Emilia
Alessia Grani, ciudadana italiana y coordinadora de Proyectos de Golondrinas, explica que la construcción del salón empezó a cristalizarse hace dos años.
-La necesidad la teníamos hace 13 años, cuando se levantó el colegio Camino de Paz, pero no habíamos podido construirlo hasta que tocamos las puertas de la Embajada de Japón, que nos dio el sí y puso los recursos-, explica Alessia.
Fueron más de $200 millones los aportados por los nipones y otra cantidad puesta por Golondrinas lo que permitió que hoy el edificio esté en pie. Se levantó en el segundo piso de la biblioteca del colegio, que curiosamente es un viejo tanque de EPM en desuso que fue donado a la comunidad y esta a su vez lo cedió a la Fundación.
Es un espacio de 90 metros cuadrados, con mobiliario para adultos y niños aplicando la filosofía Reggio Emilia, que especifica que el espacio educativo sea de estimulación a la medida de los niños: “por eso tiene silletería, mesas y estantería para adultos y para niños”, detalla Alessia. También hay sanitarios para ambos grupos poblacionales.
El aula se usará básicamente para instrucción y capacitación en arte. De hecho, la encargada de su funcionamiento es Gloria Cristina Cardona, artista plástica de la Universidad Nacional, que además ser instructora de los distintos grupos, también será quien canalice las cualidades y aptitudes de niños y adultos.
-Es importante para los niños que vean el arte de otra forma, no solo con manualidades, sino que entiendan que este se integra al conocimiento, que ellos vengan, exploren y creen con nosotros.
El arte se torna así creador de vínculos comunitarios. De hecho, si bien los alumnos del colegio no han iniciado instrucción allí, los niños de la primera infancia ya tienen trabajos elaborados y exhibidos en los muros. Pintaron montañas, calles, carros, árboles, “lo que ellos ven a diario en sus barrios”, apunta Gloria.
La comunidad por fuera del colegio también tendrá acceso programado. El salón está dotado con tecnología audiovisual, aula interactiva, portátil y materiales para las distintas artes, en parte de reciclaje.
La biblioteca servirá también como museo de exhibición de las obras para que la comunidad se reconozca en ellas. Su uso será muy social.
50
mil personas de Medellín y Antioquia se benefician de los programas de Golondrinas.
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