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La inminente salida de la cárcel del cabecilla de una de las organizaciones criminales más peligrosas de Colombia, parece no despertar las alarmas en las autoridades del país.
Se trata de Carlos Mario Aguilar Echeverry, alias “Rogelio”, quien hasta 2008 fue uno de los máximos líderes de la banda “la Oficina” y los paramilitares de los bloques Héroes de Granada y Cacique Nutibara, con influencia en Antioquia y Córdoba.
En ese año se sometió a la justicia de Estados Unidos, tras lograr un preacuerdo con la DEA, y estuvo recluido siete años en la cárcel de Manhattan.
Durante esa temporada se convirtió en testigo de varios procesos contra otros líderes y socios de “la Oficina”, como el general (r) Mauricio Santoyo y Luis Fernando Castaño (“Botija”); y facilitó el sometimiento de cabecillas como Mauricio López Cardona (“Yiyo”, 2009).
A mediados de 2015 fue transferido a una celda transitoria de inmigración, al tiempo que inició una batalla jurídica para evitar su deportación. Es, aunque con expedientes diferentes, el mismo proceso del cual salió airoso el narcotraficante Juan Carlos “el Tuso” Sierra, quien logró demostrar que si regresaba a Colombia sería víctima de homicidio, tortura o tratos inhumanos, por lo que una corte estadounidense le concedió un permiso especial para quedarse allá, en libertad.
EL COLOMBIANO consultó con las autoridades de nuestro país de qué manera abordarían el caso de alias “Rogelio”, teniendo en cuenta su historial y alto perfil delincuencial.
A través de sus voceros, la Cancillería informó: “No podemos entregar información de los procesados a los medios de comunicación sin autorización de ellos mismos. En el caso particular, esa persona no ha solicitado nuestra intervención”.
Una respuesta similar ofreció la Fiscalía, por medio de su Oficina de Gestión Internacional, la cual comunicó que “a la Fiscalía no se le ha informado nada y por lo general ese tipo de hechos no le son informados a la Fiscalía”. Acto seguido, sugirió indagar en la Cancillería.
Con respecto al ente acusador, por ahora no hay procesos penales activos contra “Rogelio”, ni en la Dirección Nacional contra el Crimen Organizado (que investiga a la bandas) ni en la Dirección de Justicia Transicional (donde cursan los expedientes de los reinsertados).
El Ministerio de Justicia, al ser consultado, indicó por intermedio de su área de comunicaciones que “nosotros no tenemos competencia en extradiciones y repatriaciones. Y no somos autoridad judicial ni migratoria para saber si será deportado o no”. Y remitieron el asunto a la Fiscalía.
Buscando precisiones sobre los delitos por los que Aguilar habría pagado la condena, se remitió un cuestionario a la Embajada de Estados Unidos en Bogotá y a su abogado defensor, el estadounidense Peter Enrique Quijano. Aún esperamos las respuestas.
¿Qué pasará entonces con las víctimas de “la Oficina” en Colombia? ¿Qué hay de los expedientes en los que “Rogelio” podría entregar información de primera mano, como los de la banda “los Pepes” (“Perseguidos por Pablo Escobar”), la parapolítica y las guerra de combos del Valle de Aburrá (2008 a 2012)?
Entre las confesiones de Aguilar en los estrados de E.U., de acuerdo con fuentes judiciales, estuvo la desaparición del cadáver desmembrado de uno de los cofundadores de las Autodefensas Unidas de Colombia, Vicente Castaño Gil. No obstante, en Colombia no tiene procesos abiertos por ese crimen.
Quizá el destino de “Rogelio”, sobreviviente de tantas guerras, sea el mismo del “Tuso” Sierra, quien tras pagar pocos años en una cárcel norteamericana hoy disfruta de las playas de La Florida.