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Más de 18.000 armas, que una vez fueron usadas para desangrar el país, ahora se utilizarán para construir escuelas, hospitales, casas y edificios.
Se trata de la fundición más grande de armas que nunca en la historia había hecho el Ejército en Colombia. Es la primera que se hace en el año, pero se espera que continúen con mayor regularidad que en años pasados.
El armamento fue decomisado a las Farc, Eln e integrantes de las bandas criminales, grupos de delincuencia común y organizada.
El almirante
Henry Blain Garzón, inspector general de las Fuerzas Militares, indicó que con esto se construye la paz. "Estas armas, que tanto dolor le han causado a Colombia, serán transformadas en materia de vida y de progreso. Luego de ser fundidas harán parte de los cimientos y columnas donde se ejecuta el plan de guerra espada de honor, reforzando escuelas y hospitales en estos sitios".
El almirante explicó que se busca que en lo que falta del año se puedan incautar y decomisar, en promedio, 15.000 a 20.000 armas para poder llevar a cabo más fundiciones, con las mismas características en la Siderúrgica Nacional (Sidenal), en Sogamoso, Boyacá.
"Quisiéramos que fueran menos, lo que significaría que menos armas están en las manos de los delincuentes en todo el país, pero continuaremos con este proyecto, generando bienestar y apoyando la paz de Colombia", agregó el alto oficial.
El material de guerra fue recibido por el Departamento de Control y Comercio de Armas (DCCA) a cargo del Comando General de las Fuerzas Armadas de Colombia y se compone de ametralladoras, fusiles, escopetas, changones, revólveres y pistolas, que en su mayoría son procedencia ilegal y algunas de fabricación artesanal.
"Hay de todo tipo, de diferentes calibres, de fabricación artesanal incluso en otras oportunidades hay algunas que son de colombianos que la tenían en su poder y quieren darlas al Estado para no tenerlas guardadas en casa, ya que podrían ser un potencial peligro para sus familias", puntualizó el almirante Blain Garzón.