La balada de Buster Scruggs, de los hermanos Coen

Historias de vaqueros

Oswaldo Osorio

baladabuster

Una película de los hermanos Coen siempre será un acontecimiento cinematográfico que difícilmente decepcionará, no importa que no se pueda ver en cine sino tener que limitar toda su inventiva visual a la pantalla del televisor porque solo fue estrenada en Netflix. Aunque se muestra como si se tratara de la adaptación de un libro, en realidad son seis historias independientes ambientadas en el Viejo oeste, escritas por los Coen y solo dos de ellas adaptadas de un par de cuentos.

Aunque ya con Temple de acero (2010) habían incursionado en el western, el tono y estilo de esta película son muy distintos, pues en buena medida dejan el realismo de lado y retoman la estilización visual y verbal de algunos de sus filmes (Barton Fink, ¿Dónde estás hermano?), así como el humor negro y su vocación de contadores de historias de otros más (El quinteto de la muerte, Hail, César!). Son relatos en los que abordan temas diversos, pero todos están unidos por un cierto sino trágico y violento.

El relato que da nombre a la película es sobre un pintoresco ladrón, asesino y juglar. Un cuento divertido y juguetón, lleno de música y diálogos coloridos solo superados en ingenio por las distintas formas de matar que presenta; por eso arece más una fábula musical malvada que un western. El segundo relato, titulado Near Algodones, es sobre un ladrón de bancos con tan mala fortuna que vive más cerca de la soga de la horca que del polvoriento suelo. Hay en él siempre un gesto de pesadumbre y derrota (el gesto de siempre de James Franco funciona muy bien) con el que cualquier espectador se identifica por vía de la compasión, cuando no del patetismo.

Meal Ticket y The Gal Who Got Rattledes son dos historias desprovistas del humor negro de las demás y que ahondan más en la naturaleza emocional de sus personajes. También son los episodios más descorazonadores. La primera es acerca de un espectáculo ambulante en el que un hombre sin extremidades declama un relato épico y cargado de retórica; mientras el segundo es el sueño de una joven por encontrar una nueva vida en una caravana colonizadora. Los de estas historias son los personajes más vulnerables y desamparados en medio de la hostilidad de esta época y ese entorno.

All Gold Canyon empieza con una melodía en la terrosa voz de Tom Waits emergiendo de entre unos arbustos. Es un viejo buscador de oro que tiene que defender su trabajo y su fortuna. Se trata de una historia de soledad, malicia y violencia en medio de un sobrecogedor paísaje. Y finalmente, The Mortal Remains transcurre en una diligencia en la que cinco personas exponen su visión del mundo y discuten sobre temas varios. Es un despliegue de diálogos y gesticulación para el lucimiento de los actores.

Salvo por esta última, no es posible avanzar en una reflexión más honda de las historias sin contar esos finales sorprendentes y contundentes que las definen, porque son relatos que empiezan y se desarrollan con el encanto exótico y aventurero de las historias del Viejo oeste, pero que terminan con un mazazo, después del cual empieza en la cabeza del espectador otro proceso de revisión y relectura de cada cuento.

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