DIARIO DE ÍÑIGO

Febrero 20 de 2011. La ciudad sin películas en VHS. Int/Ext. Día/Noche.

Hace poco boté a la basura más de 800 casetes de VHS. Y cuando digo boté, es literal. Metí en grandes bolsas negras todas esas películas que juiciosamente busqué, compré, copié y coleccioné durante casi veinte años, y las saqué a la acera para que se las llevara el carro de la basura o, en el mejor de los casos, un reciclador, a quien seguramente poco le iban a dar por eso, porque quien las comprara no encontraría comprador. Y es que ya nadie ve películas en VHS, no solo por la mejor calidad y accebilidad del DVD, sino porque quedan muy pocos aparatos donde puedan ser visualizadas.
Debo confesar que no las boté todas de tajo. No fui capaz. Representaban mucho para mí: mis amores de cine, la gente que me recordaba, las cintas que me repetía cada que necesitaba que el cine me reconfortara, los difícil o todo el tiempo que me llevó conseguir algunas, en fin. De manera que fue una limpieza escalonada. Botaba uno o dos paquetes cada semana, pues se trataba también de una despedida, de una muerte que debía hacerse mediante una lenta agonía, para ir haciendo el duelo.
En este momento ya tengo más o menos el mismo número de películas en DVD. Pero no me estoy apegando a ellas, sino que desde ahora me estoy haciendo a la idea de su eventual pérdida, porque estoy seguro de que, más pronto que tarde, llegará el momento de perderlos también, cuando ya haya iniciado su sustitución por el formato Blue-Ray. Espero que sea el último formato de mi vida. Hago cuentas y es lo más probable.