Un jefe en pañales, de Tom McGrath

Cine infantil para adultos

Oswaldo Osorio

the boss baby

Ahora el cine infantil suele no ser solo infantil. Muchas películas tienen la capacidad de funcionar perfectamente para los niños de distintas edades, pero también resultar estimulantes y cargadas de connotaciones para el público adulto, aun para el más exigente. Eso es lo que sucede con películas como El gigante de hierro, Toy Story, Monsters Inc, Up, Los Croods, Ralph El demoledor, Intensamente o el cine de Miyazaki, por solo mencionar algunos ejemplos.

Igualmente ocurre con esta película (The Boss Baby, 2017), de Dreamworks Studios y basada en el libro ilustrado de Marla Frazee. Se trata de la historia del nuevo bebé que llega a un hogar donde ya hay un niño, quien se siente desplazado por su nuevo hermano. Pero además, (advertencia de spoilers) es una trama de espionaje, pues en realidad el bebé es una especie de ejecutivo que tiene una misión en la competencia que hay entre la Corporación de bebés y la de cachorros.

Así que, como las buenas películas, esta tiene un doble conflicto que le da mayor significación y complejidad: el interno, que es la contienda entre “hermanitos”, y el externo, que es la disputa entre las dos compañías. Aunque mencionado así, solo se trata de las líneas argumentales, pero en el fondo, cada conflicto está cargado de unas implicaciones más complejas que plantean cuestionamientos y reflexiones de tipo sicológico y social.

De un lado, está esa metáfora de la que parte el relato (que es la que propone el cuento original) y que habla de ese tirano en que se convierte un bebé cuando llega a demandar todo el tiempo de los padres, así como el consecuente desplazamiento al que se ven sometidos los demás hermanos, lo cual no puede menos que traer frustración y resentimiento en ellos. De otro lado, propone, si no una crítica, al menos un cuestionamiento por la forma en que muchas personas han cambiado su sentido y naturaleza “paternal”, de los niños hacia los animales, en este caso perros, pero también se aplica a los gatos.

Estos planteamientos, por supuesto, están de fondo, y cada espectador, dependiendo de su edad y su interés en la interpretación de las películas, podrá comprender y reflexionar en diferentes niveles. Sin embargo, ese elaborado y polisémico fondo no es obstáculo para desarrollar una historia tremendamente entretenida y divertida, sembrada de momentos ingeniosos y chistes inteligentes y llenos de referentes cinematográficos, musicales y de la cultura popular que cada quien capta a su medida de atención y conocimiento.

Las grandes productoras se han dado cuenta de que puede ser más rentable una película que funcione para los dos públicos, porque eso garantiza que toda la familia le pague boleta. Además, podrá ser bien tratada por la crítica, lo cual le puede dar una vida que vaya más allá de la coyuntura de su exhibición en cartelera.

Monsters Vs. Aliens

La doble lectura del cine infantil

Me ha sorprendido encontrar que hay una cierta animadversión por esta película. Tal parece que la impresión que dejan los cortos promocionales de esta cinta infantil, contrario a su objetivo, está dando la idea de ser una película sin atractivo alguno. Pero eso sólo es una impresión de quienes juzgan las películas por los cortos, pues si bien no estamos ante una gran obra, sí tiene todos los elementos que buscan quienes gustan del cine infantil, no importa su edad.

 

Lo que uno le pide a una película infantil es que sea inteligente y, en lo posible, original. Nada peor que las cintas que subvaloran a su público y creen que con sólo una trama de personajes tiernos, amenazados por malvados pero tontos villanos, es suficiente para entretener a su público. O las que son demasiado pretenciosas, como Coraline, por ejemplo, o las que se pierden en cargadas tramas o chistes de mal gusto y un sinfín de referencias, para tratar cubrir un público mayor, como ocurre con Shrek El Tercero.

 

A despecho de su título, lo atractivo de Monsters Vs. Aliens no es tanto la confrontación entre los monstruos de la tierra y lo alienígeneas. El verdadero conflicto de la historia está en el hecho de que estos “monstruos” son diferentes a todas las demás personas y por eso son excluidos o mirados con temor. De ahí que el verdadero triunfo de los protagonistas no tiene que ver tanto con vencer a los invasores, sino con asumir su identidad como monstruos y  como seres distintos.

 

Por lo demás, es una película que tiene como su principal atractivo, además del nuevo sistema de 3D, su humor ingenioso y hasta elaborado. Solo basta con mencionar el tratamiento que le dan al presidente de los Estado Unidos, de quien se burlan y parodian de todas las formas posibles. Los niños verán en él a un personaje cursi y divertido, pero los adultos harán una lectura de fina sátira política. Ése es el ideal de una película infantil, que consiga ese doble registro, sin que uno u otro público se recienta. 

I.M.