Después del amor, de  Joachim Lafosse

Familia rota

Oswaldo Osorio

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Pocas veces el título en español para una película resulta tan acertado como el original, que en este caso es L’économie du couple (La economía de pareja, 2016). Ambos hacen referencia a los dos grandes aspectos que desarrolla esta historia: el título en español, a la situación terminal en que se encuentra un matrimonio, y en francés, a la principal causa de su discordia y ruptura.

Se trata de un duro y claustrofóbico relato sin esperanza alguna para lo que alguna vez fue una bella familia. Boris y Marie, con dos hijas pequeñas y luego de quince años de matrimonio, a pesar de su separación afectiva se ven obligados a seguir compartiendo la misma casa, puesto que él no tiene recursos para estar en otro lado.

Salvo por la secuencia final, toda la historia se desarrolla en esa casa, que termina siendo uno de los principales elementos en disputa. Ese confinamiento es el que le da el mayor distintivo narrativo, dramático y visual a esta película. Un universo estrecho donde se libran sistemáticas batallas cotidianas entre esta pareja. No importa que se hayan repartido los espacios, los días para estar con las niñas y hasta los amigos, esas reglas se rompen porque están en medio de una guerra.

La cámara los persigue en ese cerrado entorno, registrando su malsana coreografía doméstica en la que alternadamente huyen y se persiguen entre sí. Ella porque ya no lo soporta o para increparle por sus promesas rotas, y él porque le irritan los reclamos de aquella niña rica o porque tiene la esperanza de restaurar la relación.

Por eso, a pesar del encierro y de ser solo dos personajes (las niñas suelen ser solo una excusa para sus disputas), gracias a la larga sucesión de episodios cotidianos, sumada tanto a la fluida y constante persecución de la cámara como a la ráfaga de diálogos en los altisonantes tonos propios de las discusiones, el relato siempre resulta dinámico y envolvente. Pocas veces su director le da tregua a ese ajetreo de la vida familiar y las pugnas conyugales.

Es cierto que, como lo sugiere el título en francés, al parecer casi todo tiene que ver con el dinero, pero en el fondo se puede ver apenas como un pretexto de problemas más hondos, como el resentimiento de clase de Boris y su irresponsabilidad con el dinero, o la decepción de Marie por el carácter de su marido y su hastío por sus falsas promesas y su desidia como proveedor.

Solo en una escena se nos permite ver el amor que alguna vez hubo y la familia de ensueño que fue, pero paradójicamente, es la escena más dura de toda la historia, porque en medio de ese conflicto sin pausa, revela todo aquello que se perdió y que nunca se volverá a recuperar.

Publicado el 18 de diciembre de 2016 en el periódico El Colombiano de Medellín.