El último viaje a Las Vegas, de Jon Turteltaub

O del cine crepuscular

Por. Oswaldo Osorio


No puede ser casualidad. Sin duda alguna estamos siendo testigos en los últimos años de una cierta tendencia en el cine de Hollywood conformada por películas en las que, como negándose a caducar a causa de la edad, grandes estrellas que ya pasan los sesenta años protagonizan comedias o cintas de acción que les permite un “último aire” de vida, mostrar sus reservas de vitalidad y, necesariamente, reflexionar (y burlarse) de las adversidades propias de la vejez.

Ambrose Bierce en su Diccionario del Diablo dice que un viejo es un hombre “desacreditado por el paso del tiempo y ofensivo para el gusto popular”, lo cual es prácticamente la muerte para una estrella de Hollywood (que no necesariamente para un gran actor) que ha vivido, justamente, de mantenerse actual ante la luz de los reflectores y buscando la anuencia del gran público.

El último viaje a Las Vegas (Last Vegas, 2013), viene a sumarse a otras películas recientes que harían parte de esta tendencia: el regreso al ring de boxeo de Stallone y De Niro con La gran revancha (2013); la divertida Tipos legales (2012), con Al Pacino, Crhistopher Walken y Alan Arkin; Los indestructibles 1 y 2 (2010, 2012), esa soñada colección de héroes del cine de acción dirigida por Stallone; RED 1 y 2 (2010, 2013), una doble entrega que mezcla acción, humor y espionaje; Antes de partir (2007) con Morgan Freeman y Jack Nocholson desahuciados y tachando locuras de una lista; entre muchas otras.

Aunque parece estar de moda el asunto, tampoco es que sea algo nuevo, pues hay algunos ejemplos esparcidos en el tiempo, como la popular Cocoon (1985, 1988), en la que un grupo de viejos revitalizan su cuerpo por vía de un elixir alienígena; o la última película del gran Billy Wilder: Buddy Buddy (1981), con los ya achacosos pero aún geniales Jack Lemmon y Walter Matthau.

Pero claro, los únicos que parecen tener derecho a estas últimas oportunidades son los hombres, porque como reza aquella idea que dice que Hollywood mastica y escupe a la gente, con las actrices esta ley es mucho más implacable. Exceptuando los papeles de carácter o casos únicos como el de Meryl Streep, las mujeres son desechadas con mayor facilidad y más rápidamente por la industria. De hecho, existe un documental titulado Buscando a Debra Winger (2002), en el que la también actriz Rosanna Arquette reflexiona y cuestiona la situación de las actrices que en Hollywood sobrepasan los cuarenta años, quienes dejan de ser requeridas para grandes o importantes proyectos y terminan en trabajos menores o en un retiro forzoso.

El último viaje a Las Vegas reúne a Michael Douglas (69), Robert De Niro (70), Morgan Freeman (74) y Kevin Kline (67), cuatro amigos de toda la vida que van a Las Vegas a la despedida de soltero de uno de ellos. En este cuarteto están algunas de las posibles versiones de la vejez: el viudo cascarrabias, el amenazado por las dolencias de salud, el eterno casado y el eterno soltero. A partir de estas situaciones el guion construye la personalidad de cada uno y las relaciones entre sí, pero sobre todo, las usa para comentar ese momento de la vida en que casi todo está condicionado por la edad.

Pero si bien es una cinta que dice unas cuantas cosas lúcidas -que no necesariamente profundas- sobre la vejez, lo que más se destaca en ella es su capacidad para burlarse de ella (y de ellos). Porque ni la historia ni estos cuatro actores le tienen miedo a la vejez, todo lo contrario, hacen de ella un motivo de reflexión, pero principalmente, la fuente de un humor, si bien a veces predecible, la más de las veces ingenioso y entretenido.