La ética del cine

Una definición de pornomiseria

Por: Oswaldo Osorio

Una de las más famosas frases del cine es la que dice que un travelling –que es un movimiento de la cámara- es cuestión de moral (Jean-Luc Godard). Ella se refiere a que cuando un director mueve la cámara, ese movimiento puede tener unas implicaciones morales. Por ejemplo, ante la imagen de un hombre cruelmente asesinado, acercar o no la cámara hasta la mueca de muerte y dolor de su rostro, no es una decisión técnica sino moral. O también, la decisión de dejar un acto de tortura (sea en documental o ficción) unos largos y agónicos cinco minutos y sólo unos cuantos segundos, ésa también es una decisión ética.

En Colombia las decisiones de qué se muestra y cómo se muestra necesariamente pasan por consideraciones éticas, sobre todo cuando buena parte de las imágenes del cine y el audiovisual nacional tienen mucho que ver con su realidad violenta y marginal. De ahí es que proviene el concepto de pornomiseria, acuñado por Luis Ospina y Carlos Mayolo en su imprescindible  película Agarrando pueblo (1978).

Pero pornomiseria no es cualquier película que hable de violencia o marginalidad, pues el tema no es la única condición para que se considere como tal. El asunto definitivo que decide si una película es o no pornomiseria es el tratamiento que se le da a esos temas, la forma como el director los mira, es decir, su ética a la hora de abordarlo.

Es un gran error pensar que, por ejemplo, una película como La vendedora de rosas es pornomiseria. Hay que considerar la forma en que Víctor Gaviria es capaz de acercarse a ese universo marginal de las niñas de la calle y entenderlo, para luego darlo a conocer de una forma contundente pero no desprovista de poesía y hasta desvalida ternura.

El problema es cuando esa realidad es mirada desde el asombro o la indignación, y tratada de forma sensacionalista, sólo para impactar y llamar la atención, para asombrar al espectador de la misma forma en que el realizador en su ignorancia, en su papel de fisgón amarillista, se acercó a esa realidad. El ejemplo perfecto de esto es el documental La sierra (Margarita Martínez, Scott Dalton, 2005), que desde la primera imagen –un cadáver en un rastrojo con la cara llena de moscas mostrado en primer plano- ya nos damos cuenta de sus intenciones.

En lo que tiene que ver con la ética, el cine puede tratar cualquier tema. El asunto es que con las imágenes de cine, en especial con las de este país, tener presente que un travelling es cuestión de moral, es un asunto capital.