Segunda oportunidad

Segunda oportunidad

Por: Íñigo Montoya

Una regla de las comedias románticas es que sea protagonizada por gente joven y bella. Con esta película de Nancy Mayers (una de las más exitosas escritoras, productoras y directoras de comedias de Hollywood), rompe por segunda vez esta norma. Ya lo había hecho con Alguien tiene que ceder y ahora lo hace con una pareja adulta de divorciados. Aún así, consigue que el sexo y el amor sean atractivos y permite que el espectador se identifique con los personajes y las situaciones.

La premisa del filme está anunciada en el título en español (aunque originalmente se llama It’s complicated). De manera que cuando esta ex pareja vuelve a sentir una atracción mutua, la comedia viene por vía de las peripecias que deben hacer para ocultárselo a sus hijos (ya bastante crecidos) y también al tener que lidiar con un tercero en la relación.

Toda esta situación en la primera mitad de la película propicia unos momentos verdaderamente divertidos, pero lo que ocurre con todas las comedia románticas, que hacia el final pasan por una fase dramática, en esta película esa fase se anticipa y se queda casi hasta el final. Porque como en pocas comedias, ésta de fondo también reflexiona sobre asuntos serios que tienen que ver, más que con las relaciones de pareja, con las relaciones después de los cincuenta años y con la particularidad de ser ex esposos.

La cinta tiene un atractivo adicional, su reparto. Está protagonizada por Alec Baldwin y Meryl Streep (quien por la pócima de la eterna juventud que se tomó en aquella película de Zemeckis, La muerte le sienta bien, parece más joven que su compañero, aún siendo diez años mayor). La pareja funciona muy bien, así como el tercero en cuestión, Steve Martin, que hace bien las veces de complemento, aunque siendo uno de los más importantes cómicos de Hollywood desde hace décadas, su talento fue desperdiciado.

Julie & Julia, de Nora Ephron

Salvadas por la cocina

Por: Oswaldo Osorio

El cine siempre ha tenido un especial aprecio por la buena comida. Recetas, cocineros y emotivas historias con frecuencia son óptimos ingredientes para contar entrañables relatos de celuloide. Y todo eso siempre está bien marinado con amor. Aunque es cierto que en esta película el amor no está en primer plano, pero en cierta medida es el que hace posible el encuentro de dos mujeres separadas por el tiempo, pero unidas por el gusto por cocinar y una determinación que las definió como seres humanos.

A mediados del siglo XX en París y a principios del XXI en Queens, Julia Child y Julie Powell, respectivamente, se imponen a sí mismas un reto muy parecido, dominar el arte de cocinar, cada una a su manera y a partir de ciertas condiciones. Pero lo que verdaderamente las une es lo que este reto significó para sus vidas, pues afrontarlo y superarlo las hizo mejores personas. O al menos así lo quiere proponer este filme de Nora Ephron, una guionista y directora que ha tenido buena mano para contar historias emotivas y cándidas (en el buen sentido de la palabra), como Sintonía de amor o Michael.

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La duda, de John Patrick Shanley

Los caminos del Señor

Por: Oswaldo Osorio

En la lucha contra el demonio es posible alejarse de los caminos del Señor, dice el personaje de Meryl Streep en esta película. Y pensando en una lógica parecida, para tratar un tema harto delicado, fundado en acciones que con seguridad violentan y causan sensación, lo mejor es no asumirlo directa y explícitamente, o al menos así parece que lo decidió el director de esta cinta (también su guionista y autor de la obra original). Y es por este distanciamiento entre el tema y su tratamiento que esta película, de forma modesta y sutil, hace mucho más efectivo y elocuente lo que sobre el asunto tiene que decir.

Este asunto recurrente, sobre todo en los últimos años (y no sólo en el cine), tiene que ver con los abusos sexuales por parte de sacerdotes católicos contra jóvenes de sus parroquias. En este sentido la película plantea su crítica y denuncia a las prácticas de algunos clérigos, pero sobre todo, al inaceptable proceder de la institución, que no sólo encubre sino que, incluso, llega a premiar a los involucrados con cargos superiores o reubicándolos en mejores lugares.

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