Muerte sí, tetas no

La torpe e irrespetuosa censura a la que el canal RCN sometió a sus dos películas de un sábado en la noche, es una prueba de dos de los tantos males de Colombia: la doble moral y la mala televisón.

 

 

Un país en donde, en los más o menos veinte noticieros diarios que emiten los distintos canales, es moneda corriente ver historias de asesinatos, masacres, secuestros y violaciones a menores, resulta absurdo cómo la censura parroquiana y de doble moral se empeña en no permitir imágenes relacionadas con el sexo, ya sea desde una teta, pasando por una mujer semidesnuda sobre una cama llena de dólares, hasta -mucho menos- un menage a trois con coito masculino de por medio.

La censura siempre ha existido en el cine y la televisión, pero como ocurrió en el Hollywood del Código Hays,  ésta llegó incluso a servir para aguzar el ingenio de los realizadores al decir y mostrar lo innombrable de las más estimulantes formas. Sin embargo, la censura que mutila la obra original es la de peor calaña, como cuando en la España franquista cambiaban los diálogos en el doblaje o cuando en Cinema paraíso el cura tocaba la campana para condenar al fuego purificador los fotogramas obscenos o lascivos.

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