Thriller no es suspenso

Este es el primero de cuatro textos, que se publicarán cada domingo, sobre Alfred Hitchcock y los temas que le son afines a su cine. Los textos son el resultado de un juicioso y apasionado  trabajo de investigación y escritura de Estefanía Herrera Agudelo, estudiante de  Audiovisuales de la Universidad de Medellín.

Por: Estefanía Herrera Agudelo


“(…) y el suspense,

como los guijarros blancos de Pulgarcito o el paseo de

Caperucita Roja, se convierte en un medio poético ya

que su fin primero es conmovernos más, hacer latir nuestro

corazón más aprisa.”

F. Truffaut (El cine según Hitchcock)

Thriller: el que emociona, el que engancha, el que hace fijar las miradas. Así, con una definición terriblemente escueta, podría explicarse la característica fundamental de éste género pero, sin duda, es importante resaltar las características que lo constituyen como género cinematográfico. El thriller es popularmente conocido bajo el nombre genérico de “suspense” (suspenso), pero es preciso aclarar que esta categorización no es la más adecuada.

El suspense, respondiendo a las denominaciones construidas por la teoría del cine y a las formas de clasificar que ésta propone, es un recurso expresivo o dramático –no un género– que puede ser utilizado como elemento principal y conductor de la estructura del thriller u otros géneros cinematográficos.

Ahora, los elementos esenciales que determinan la singularidad de este género, desde la perspectiva de Martin Rubín (2003), podrían resumirse en: la intriga, la manipulación de la información (revelación y ocultación), la oscilación de la atención del espectador, el crimen (consumado o latente) como punto fundamental de conflicto y uno o más personajes sobre los cuales recaiga algún tipo de duda.

Estas características narrativas y de tratamiento, combinadas con una estética que, en la mayoría de los films de este género, –y un ejemplo claro son las obras de Hitchcock– propone unas imágenes con cierta carga violenta que, más que fortuita, es decisiva o con información determinante para el desarrollo de los actos, sumado a unas formas de puesta en escena ciertamente sugeridas (elementos de tensión) y a un montaje sumamente expresivo, desembocan en un frenesí de emociones incalculables que, como confesaba Truffaut, jamás rayará con lo corriente (1974, p.12).

Siempre, desde una perspectiva puramente dramática, el thriller pretenderá mantener el sentimiento de estrés al máximo y generar ciertos efectos estéticos y éticos que mediante antagonismos que opriman la voluntad y deseo del protagonista despierten emociones cognitivas que, como lo estuvo una vez el querido John Robie, nos mantengan “al borde de la cornisa”.

El Thriller tiene sus influencias narrativas y estilísticas notablemente empotradas en la literatura policiaca y de misterio. Ejemplo de ello son las contribuciones al género misterio que hizo el clásico Señor Poe con su enigmático Narraciones Extraordinarias, el inglés Sir Arthur Conan Doyle conocido como –después de Poe – el maestro del género policiaco (Lexis/22Vox, 1984), con su detallista y observador Sherlock Holmes o el espeluznante El Valle del Terror. Así mismo tenemos las contribuciones modernas de Stieg Larsson con su Trilogía Millenium.

Éstas y otras influencias literarias han ayudado a enriquecer la forma de contar las historias de ayer y de hoy; al desarrollo de historias con unas formas ciertamente específicas en la construcción de los eslabones que conectan los acontecimientos y coyunturas de sus tramas respecto a la cantidad de información que se revela al espectador para, en un fin último, y con la compañía de la imagen sugerente y la música comúnmente in crescendo, poder generar el deseado efecto de “emoción”.

Es igualmente importante decir que el thriller –específicamente el thriller hollywoodense a partir de los 50’s–  retomó algunas influencias generadas a partir del Film Noir o Cine Negro –movimiento fuertemente popularizado alrededor de los años cuarenta en Estados Unidos y a su vez influenciado por el Expresionismo Alemán (Morales, 1995)–, y también, de los llamados Cine criminal, Policiaco y de detectives –formas igualmente populares en los años treinta, debido a la necesidad del pueblo de escapar de los horrores que le proporcionaba la Gran Depresión y de ver las desgracias propias corporizadas por los personajes en pantalla (Barbachano, 1991).

Ciertamente, ambas influencias le transfieren al thriller el recurso de la construcción de tramas complejas y enmarañadas que relegan sus acciones a intrépidos y astutos héroes que, gracias a la construcción de una empatía e identificación a base del bueno/positivo que lucha contra las fuerzas latentes de los antagonistas psicóticos, estafadores o terroristas, nos hace ponernos de su lado y nos logra calar la importancia de su proeza mediante la sensación básica de estrés.

Ahora, es precisamente desde la estética Noir, de donde el Thriller propiamente hollywoodense de los cincuenta retoma algunas técnicas de la presentación de la luz y la sombra en forma de urdidores claroscuros (tómese como referente fotográfico la iluminación de Yousuf Karsh y John Alton) como elementos estilísticos que aportan misterio y retardación a los sucesos e información que se desvelan en la trama.

Sin duda el cine, como cualquier arte, no es ajeno al Zietgeist o “espíritu de la época” y la consolidación del thriller como uno de los géneros más sólidos y representativos, está notablemente influido por la primera y segunda guerra mundial (Lexis/22 Vox, 1983), por esos contextos bélicos de guerra y postguerra –con sus misiones de espionaje, ataques extremistas, lucha política mediada por boicoteos y acciones estratégicas y crímenes civiles–  que tuvieron lugar en la primera mitad del siglo XX con efectos a lo largo y ancho del mundo, y a un público ansioso por ver en un producto masivo, un tipo de relato que le ofreciera un lacaniano “estadio de espejo” que, en cualquier sentido (moral, ético, etc.) le permitiera enajenarse, al menos dentro de los teatros, de la desesperada realidad. Un ejemplo claro puede ser la trastornada Rebecca (Lexis/22 Vox, 1983).

Ahora, tampoco hay que olvidar el gran aporte en la consolidación del thriller que se realizó desde las excelentes estrategias de mercadeo y publicidad de los años treinta, que fueron propiciadas y lideradas por una industria cinematográfica que veía al cine como el medio para superar la Gran Depresión y que, aunque precisamente no fueran películas políticas (thrillers políticos) eran películas construidas políticamente, como diría Jean-Luc Godard.

En síntesis, el thriller se alimentó de las tramas coyunturales de su tiempo pero con una gran diferencia: el thriller optó por “meterse al público «en el bolsillo» haciéndole participar en el film”. (Truffaut, 1974, p.13) En él todos podían ganar la “guerra”.

Ahora bien, entrando en el terreno de los maestros del thriller y sus visiones estéticas y filosóficas, podemos empezar con Alfred Hitchcock, conocido por muchos como el ‘maestro del suspense’ y  por su popular Psycho.

Un hombre “que siente profunda y físicamente las sensaciones que desea comunicar a su público” (Truffaut, 1974, p.10) y que de esta manera comienza, desde las experiencias más internas, a desvelar rasgos complejos del alma humana. Un cineasta que, como diría Truffaut en una entrevista al mismo Hitchcock, estiliza la realidad (1974); y tal caso se puede ver en The Wrong Man, Psycho, Rear Window, North By Northwest, Rebecca, Strangers On A Train, Vertigo o Notorious, seis obras del maestro del suspense que figuran en la lista de las 50 películas de Thriller mejor calificadas (IMDb.com, Inc., 2011).

Por otro lado, tenemos al francés Ferdinand Zecca quién, en 1901, con su exitosa Historia de un crimen (film que aportó grandes avances a la narrativa del cine gracias a las transiciones y acciones paralelas usadas), logró representar las implicaciones sociológicas que conlleva el acto del crimen (O. Néstor, 2011), elemento indisociable en el thriller.

En el rastreo también nos topamos con un ingenioso Terence Young, muy recordado por su famoso James Bond y la desesperante Wait Until Dark o con el social David Lynch. En el camino también nos encontramos con otros grandes del género ubicados en un contexto más reciente. Tal es el caso del famoso Nolan quien, con su primerísima Following de bajo presupuesto, comenzó a perfilar los conflictos morales (con una fuerte influencia del melodrama) en los que se ven envueltos la mayoría de sus personajes; de Scorsese con sus ingeniosas psicologías y “miradas penetrantes” (Ciment, 2007, p.349) o del visceral Ridley Scott. Incluso, se le puede dar paso a la estética tétrica de Tarantino o a los “thrillers hitchcockianos” (IMDb.com, Inc., 2011) de Brian De Palma. Pero eso sí,  la lista de talentos es interminable.

Para finalizar, podemos decir que la existencia de este género en la historia –en lo que refiere al cine que más conocemos; el de éste y el siglo pasado– puede estimarse en unos cien años, cuando Zecca en 1901 y el mismo Hitchcock en 1922 con la desaparecida Number 13, y en 1923 con la recién encontrada The White Shadow, comenzaron a presentar las primeras estéticas de atmósfera angustiosa que definirían el estilo de lo intrigante en el cine. El thriller es, entonces, además de uno de los géneros más populares del cine, un increíble mega género en el que se pueden embarcar muchas de las ‘emociones’ de la mente humana.

Referencias

  • Barbachano Ponce, Miguel (1991). El cine mundial en tiempos de guerra, 1930 – 1945. México: Trillas.
  • BBC (2001, Agosto 6). Hallan la primera película perdida de Hitchcock. [Archivo de Video]. Recuperado de http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/08/110805_video_hitchcock_primera_pelicula_lr.shtml
  • Ciment, Michel (2007) Pequeño Planeta Cinematográfico: 50 realizadores, 40 años de cine, 30 países. Madrid: Akal.
  • IMDb.com, Inc. Brian De Palma. The Internet Movie Database.  Recuperado el 24 de agosto de 2011 de la base de datos IMDb.
  • IMDb.com, Inc. Películas de “Thrillers” Mejor Calificadas. The Internet Movie Database.  Recuperado el 22 de agosto de 2011 de la base de datos IMDb.
  • Biblograf, (1983). Cinematografía. En Lexis/22 Vox (Vol. 5, pp. 1234 – 1235). España.: Círculo de Lectores.
  • Biblograf, (1983). Doyle, sir Arhur Conan. En Lexis/22 Vox (Vol. 7, pp. 1871). España.: Círculo de Lectores.
  • Biblograf, (1983). Zecca, Ferdinand. En Lexis/22 Vox (Vol. 22, pp. 6305). España.: Círculo de Lectores.
  • Morales Vargas, Hannia (1995). Los géneros clásicos del cine de Hollywood. Revista Comunicación.Volumen8, Año 17, No 2, Diciembre 1995
  • Rubin, Martin (1999). Thrillers. Cambridge: Cambridge University Press.
  • Truffaut, François (1974). El cine según Hitchcock / François Truffaut. Madrid: Alianza.
  • O, Néstor., Historia de un crimen. Cinematismo. Recuperado de http://www.cinematismo.com/cine-mudo/historia-de-un-crimen/

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