La luna de Wilfrido

Cntra carátula del LP “La Medicina”, de Wilfrido Vargas (1986). Imagen publicada por el Portal Altervista

Sin duda, una de las lunas más célebres y famosas de los años 80 fue la canción de Wilfrido Vargas, “El loco y la luna”. Y es que por muchos meses, e incluso años, esa pieza del repertorio musical dominicano, en clave de merengue para fiesta de garaje, fue para muchos la primera oportunidad de acercarse a la luna llena en medio de una noche de celebraciones.

Y no era para menos. La luna llena, la misma que todos hemos usado para sentirnos más enamorados, llenos de dicha y esperanza, sigue acaparando la atención irrestricta de los románticos, aún de los más ilusos, pues nunca han faltado los poetas que quieren dejar sus versos adheridos al satélite natural de la Tierra, en un ciclo interminable del que jamás hemos detectado el principio, y muy seguramente jamás hallaremos el fin.

“Dime tú si ella me quiere”
Yo recuerdo expresamente la época de los años 1985 a 1986. En mi caso particular, estaba en el paso de la primaria a la secundaria escolar, y fue ese año, el 86, en el que sentí que me enamoraba por primera vez. Ella, claro, no tenía la menor idea de lo que pasaba por mi explosión emocional pre adolescente, pero sin duda fue la canción de Wilfrido la que me animó a decirle en uno de los ya mencionados bailes de garaje: “¿bailamos esta?”

Y claro, queridos lectores. Recordarán ustedes (los de mi generación, claro), que esas canciones eran la dicha, porque no había que ser experto en baile y danza, y mucho menos haber practicado grandes pasos en academias o escuelas especializadas. Las vueltas eran lo único necesario, junto con el pasito de levante y caiga de un lado para el otro, que por fortuna aún hoy en día sigue vigente.

¿Y la carátula del disco?
No, Galileanos, no la busquen mucho. La que yo conozco le pertenece a un LP de Wilfrido llamado “La Medicina”, y que llegó a mis manos gracias a la generosidad de mi papá, en épocas navideñas. Debo decir que aún conservo ese LP, así lleve muchos años guardado y sin uso. Es que, en realidad, esa época tuvo grandes herencias en mi amor por la astronomía, pues justo un año antes, y durante la primera parte del 86 ya mencionado, estuvo de visita el cometa Halley, del que otras veces he comentado. Aquí, como ven, les adjunto un par de fotos del disco, para que las conozcan los amigos de las nuevas generaciones y las recuerden quienes, como yo, también se conectaron con la delicia de la observación del cielo estrellado y de la luna llena con canciones e historias como esta.

Hay que decir, finalmente, que la niña de la que me enamoré en aquellos tiempos algo supo de mis sentimientos, muucho tiempo después, y que con el paso de los años jamás volví a saber absolutamente nada de ella. Pueda ser que le siga gustando el merengue ochentero, o que la luna que alguna vez, seguramente le regalaron, ilumine sus días y le regale grandes alegrías.

Imposible no hablar de esta canción sin anexarla. Ahí la tienen, vía Youtube.