Atlético Nacional, al Mundial de Clubes nos vamos…pero hay que llevar los documentos

​Iniciamos, si se quiere llamar, un diario de viaje, en este recorrido que haremos para trasladarnos de Medellín a Tokio para acompañar a Nacional en el Mundial de Clubes.

Estas son las tarjetas que dejamos en Medellín. Foto Pulso Verde.

¿Saben qué es tener un viaje planeado con cuatro meses de anticipación al otro lado del mundo y que a mitad de camino te des cuenta que dejaste algo vital en esa aventura?Nos pasó. La tarde del 8 de diciembre de 2016 emprendimos el viaje a la cita más importante de nuestras vidas. El sueño mundial que buscará Atlético Nacional está a 14.300 kilómetro de distancia y 36 horas de vuelo, contando las escalas, la engorrosa migración y el siempre aburridor bostezo en los aeropuertos.

El Mundial de Clubes pasó de ser una ilusión a una obsesión desbordada de la fanaticad verdolaga. Fueron muchos los antojados y también muchos, aunque no todos los afortunados, que pudimos viajar a Japón para acompañar al vigente campeón de América en la Copa Libertadores.

El inicio de las 36 horas de viaje inició con el vuelo Medellín-Panamá. Camisetas de Nacional en el aeropuerto daban esa bonita sensación que fortalece la frase: “Donde juegues, nunca estarás solo”. Todo normal hasta ahí.

Un viaje normal de una hora. Sin contratiempos y con el cumplimiento de las agendas de las aerolíneas pese a la alta demanda. Hasta ese momento la “check list” iba completa, desde las camisetas, las banderas y por supuesto los papeles reglamentarios establecidos para la salida del país.

Aterrizaje en el aeropuerto Tocumen de Panamá para la escala que nos llevaría a Washington. Y ante la sorpresa, un pequeño infarto. Esa sensación terrible de frío que baja desde la cabeza por la médula espinal y que se siente cuando pasa algo grave de repente. Es ese mismo que usted seguramente ha sentido cuando se toca el bolsillo y no siente la billetera o el celular. Sí ese mismo.

Dos personas que descendían del avión llevaban en sus manos los tiquetes de los trenes para la movilidad en territorio japones. Unas reservas previas obligatorias que la mayoría hicimos para poder utilizar el reconocido Shinhansen, (tren bala). ¿Y las de nosotros? ¡Se quedaron en Medellín!

Madrazo al aire y ojo “aguado”. Dos personas que habíamos invertido gran parte del tiempo planeando este viaje ahora empezábamos con pie izquierdo la aventura, pero la lección estaba clarita. Aplicación del dicho colombiano: todo hace parte del paseo.

Llamadas por internet desde un único celular que conectanos a internet. Varios amigos que viajarán en las próximas horas, enlaces, opciones. Todo por salvar esos casi dos millones y medio de pesos que se quedaron en un closet de Medellín.

Finalmente establecimos contacto con otro de los colaboradores de Pulso Verde que viajará a Japón para que nos traiga en un gesto de salvación aquellos boletos y retomar la rutina establecida del viaje. Y mientras seguimos en vilo preparados para partir de Washington a Tokio, en un viaje de 14 horas en avión que nos tendrá en el destino que muchos soñaron, pero que unos cerca de 4.000 hinchas lograron.

Ya contaremos el descenlace… El domingo.

Siga nuestra aventura en Twitter e Instagram: @pulsoverdeec

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>