Por: Chepe

Ante el Deportes Quindío ¡hay que ganar!

Hoy, siendo apresurados, sentimos que todo es una prolongación de sensaciones. ¡Oh novedad! Lo que creíamos que ya era historia sigue siendo una triste realidad y aunque quisiéramos ignorarla, nos apresuramos a decir, es más de lo mismo.

Quizá es demasiado temprano para juzgar. Habrá unos que piensen que, es apenas, el primer partido, pero queda en el registro verde que no se gana en el debut desde hace siete torneos. Desde el 2007 Nacional no empieza un campeonato con el pie derecho. Otros dirán que se estaba de visitante y otros acomodarán la derrota a la fuerte pretemporada. Todas las relaciones son verdaderas, naturales y justificadas.

Sin embargo, el romanticismo por el fútbol nos lleva a pensar más allá de un simple partido. Uno espera que la cara sea distinta, que la entrega sea al máximo y que al menos se pierda, como se dice popularmente, con las botas puestas; ni la una, ni la otra. Ya lo dicen las madres, dueñas de la filosofía popular, desde el desayuno se sabe cómo
va a ser la cena; y no es para menos, apresurados o no, apretamos los dientes porque quizá el plato futbolero del futuro nos depare muchas sorpresas.

Sí, es fácil salir a criticar situaciones, pero somos hinchas y como tal tenemos el libre albedrío para hacerlo. Corazón y razón se confunden en situaciones que no mejoran y como tal sentimos el dolor de la derrota y máxime cuando nos toca tan de frente. Buscamos culpables, personajes en quien descargar la responsabilidad y sabemos que, al fin y al cabo, vamos a terminar señalando a los 11 que ingresan al terreno de juego.

Esto tiene que mejorar, aunque es válido hacer un autoanálisis desde el principio para ir mejorando y no que después estemos con el mismo cuento de que “las cosas no se nos dieron”. Al verde hay que darle el lugar que se merece y por eso sentimos que las ilusiones deben florecer, así en el primer paso el terreno se vea inestable.