El taxista Enoc Ocampo Moncada comenzó a rondar la iglesia del barrio San Bernardo desde las 7:00 a.m. de hoy, cuando se estacionó en una tienda cercana a ‘desayunar’ con licor.
Aguardó a que terminara la primera Eucaristía del día y entró en el templo, dispuesto a cometer una herejía mortal.
Esta es la fachada lateral del templo en el cual ocurrió la tragedia. Foto de Stephen Arboleda.
Un automóvil Mazda 323 con el vidrio trasero perforado, la sangre saliendo por las coyunturas de las puertas, abandonado en una carretera polvorienta de Marinilla, un municipio del oriente antioqueño.
Una imagen que hacía presagiar lo peor para los campesinos de la zona, tal cual lo confirmó después la Policía. En la silla de atrás yacían tres cadáveres y en la maleta del carro otros dos, con heridas de bala y arma blanca. Un crimen brutal.
En este automóvil fueron dejados los cinco cadáveres. Foto de Esteban Vanegas.
Un paciente de la clínica Las Américas de Medellín, que apenas se reponía de los balazos de un atentado anterior, fue atacado por sicarios en su propia camilla.
A las 3:00 p.m. de ayer, aprovechando el horario de visitas, subieron hasta el quinto piso un par de malhechores, uno de ellos disfrazado de enfermero. Ingresaron a la habitación 515 y le dispararon en la cabeza y en un pie al convalenciente Roberto Leonel Hernández, un comerciante guatemalteco que hace siete años vive en la ciudad.
La salida e ingreso de usuarios fue restringida durante dos horas.