Una máquina de hacer dinero untado de sangre y horror, que lleva cuatro décadas adaptándose a cada época de la criminalidad en Colombia. Esa es “la Oficina”, la organización mafiosa con la que el Gobierno Nacional espera concretar un acuerdo de acogimiento a la justicia.
Tal cual han venido informando El Colombiano y Revelaciones del Bajo Mundo, los acercamientos comenzaron en plena campaña presidencial de Gustavo Petro, cuando envió delegados a las cárceles y a las comunas de Medellín para proponerles a los integrantes de este grupo su proyecto de “paz total”. La mayoría de cabecillas respaldó la idea, anhelando recibir beneficios jurídicos, y de paso le dieron un empujón electoral definitivo al entonces candidato.