El partido más “difícil”

Convivencia

No fue cuando había que tocar en medio de los nervios en la final de 2016, cuando Christian Marrugo estaba a punto de anotar el segundo gol. Tampoco fue cuando, años antes, se nos escaparon tres finales de la palma de las manos. Mucho menos aquel día en que sabíamos que toda la hinchada se partiría la garganta cantando, al recibir a un hostil visitante después del robo de nuestros amados trapos.

No. El partido más “difícil” para La Murga del Indigente, la barra popular del Medallo que escribe a diario la banda sonora del Atanasio Girardot, comenzó hace un mes, cuando la Secretaría de Juventud, de la mano de una Administración municipal que le apuesta al fútbol como transformador de la sociedad, les propuso encontrarse en un mismo escenario con la Banda de Los del Sur.

Aun cuando ya se encuentran en distintos lugares, tocan en el mismo estadio a la misma hora y comparten un par de acordes en canciones universales del barrismo latinoamericano; esta vez había un reto nunca antes visto para una banda popular: tocar codo a codo, a su vez, con músicos profesionales de la Banda Sinfónica de la Universidad de Antioquia, en la Retreta dominical del Parque Bolívar.

Hace un mes comenzaron los ensayos con un pitazo inicial que les recordaba esos 90 minutos que parecen ser los únicos de sus vidas todos los domingos, una sola oportunidad para alentar al equipo del alma que no admite segundas versiones. Los barristas marchaban hacia la Sinfónica como la determinación de quien va a cobrar un tiro de esquina. Los rostros tan serios como la hinchada que se concentra haciendo fuerza.

Rojos y verdes, músicos empíricos formados del barrio a la cancha, hicieron su mejor esfuerzo de seguir al director de una Banda de trayectoria y desaprender los tempos de los redoblantes, acostumbrados a tocar para un estadio y no para los habitantes del centro que salen de misa de 10:00 am de la Catedral Metropolitana. 40 instrumentistas de cada equipo eligieron su tema de partitura más exigente para interpretar, al lado de las notas de maestros como Lucho Bermúdez, un concierto de una hora.

Una hora para tocar piano, para acoplar sus vientos con los del rival, para recordar que temas de nuestra historia musical como “Morenita”, de Pastor López, o “El Preso”, de Álvaro Velásquez, también forman parte del ADN del barrismo colombiano, y se gozan tanto al bailar como al agitar los brazos con una bandera en la mano.

Una hora para sentirse antioqueño, pues las barras decidieron acompañar la interpretación de “La Chagua” con las voces de cada integrante, y en sus manos y sus bocas, los sonidos de himno de Antioquia.

Este domingo 13 de agosto, la Murga del Indigente recibió los aplausos que los hinchas del Medellín olvidamos brindarles en cada partido, un reconocimiento a su disciplina y ese amor al rojo que solamente se compara con el amor que le tienen a la música.

Siempre habrá un partido por venir, para escucharlos, pero junto a la Sinfónica solo quedan tres conciertos de un fenómeno de “barrismo musical” imperdible: Semana de la Convivencia, Fiesta del Libro y la Cultura y el último Clásico del año. Prohibido abandonar esta hermosa iniciativa de cultura del fútbol.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>