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Booktubers, los promotores de lectura modernos
Jóvenes que tienen canales en la plataforma de Youtube para
hablar de literatura ahora están en la mira de las casas editoriales.
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Juliana Zapata es del municipio antioqueño Ciudad Bolívar y es las Booktuber más famosa de Colombia.
02 de agosto de 2015
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En la intimidad de su casa, Juliana Zapata se para frente a una cámara y la pone a grabar. Habla apasionadamente sobre libros. Los que leyó y los que tiene en sus manos para leer. Luego edita el material y lo sube a su canal de Youtube para que sea visto por quien quiera verlo pero, especialmente, por los suscriptores, público fiel que además comenta y participa en la comunidad.
Esta antioqueña, de 26 años, es la booktuber más exitosa de Colombia. Su canal de Youtube (Bastvilard JZ) creado en enero de 2014 y dedicado exclusivamente a temas literarios tiene más de 38 mil suscriptores; sorprendente, teniendo en cuenta que es una ingeniera informática, que trabaja como especialista en redes de datos.
“Cuando leí Los Juegos del Hambre me volví adicta y ahí empecé a buscar qué más leer. Encontré la comunidad de booktubers, esos jóvenes con canales en Youtube dedicados a la literatura y ese mundo me pareció maravilloso. Entonces, dije ¡quiero hacerlo! pero como me faltaba el bagaje o la cantidad de libros leídos para iniciar un canal con buen contenido, empecé a leer las recomendaciones de otros canales y a incrementar mi ritmo de lectura”.
Juliana piensa que su éxito se debe en parte a lo apasionada que es a la hora de hablar y también a la constancia. “Yo subo 8 videos al mes y la gente entiende que tengo un compromiso con ellos”, manifiesta.
Esta práctica de los booktubers en el mundo empezó aproximadamente en 2011 y en Latinoamérica se hizo notar en 2013, especialmente en México con bastante fuerza. De hecho, una de las más famosas booktubers es mexicana: Fátima Orozco que con el canal “Las palabras de Fa” ha logrado más de 227 mil suscriptores.
Gracias a su popularidad, Fa, como es conocida en el mundo digital, además de contratos con editoriales mexicanas y entrevistas a escritores que admira, como Janne Teller, ha conseguido invitaciones a ferias y conferencias en diferentes lugares más allá de su natal Monterrey, como Argentina y España.
Gana - gana
Las editoriales se han encargado de promover esta tendencia, puesto que patrocinan las lecturas de algunos jóvenes, es decir, les envían libros.
“Para nosotros que leemos entre 5 y 10 libros mensualmente podría ser muy costoso. A mí la primera editorial que me contactó fue Penguin Random House y me enviaron un libro. Como la respuesta fue buena, siguieron haciéndolo y ahora me mandan entre 8 y 10 libros mensuales. Ya casi todas las editoriales lo hacen. Tanto, que a veces me abrumo porque me llegan más libros de los que puedo leer cada mes y se me acumulan”, relata Juliana.
Ana Ximena Oliveros, directora de comunicaciones de Penguin Random House, editorial que trabaja con 8 booktubers en Colombia, explica que es un apoyo mutuo. “Para una editorial como la nuestra, que no tiene un punto de venta, ellos son muy importantes porque nos acerca a los lectores. Nosotros no teníamos quién hablara de nuestros libros para jóvenes, aparte de nosotros mismos en nuestras redes sociales, porque los críticos literarios casi no reseñan literatura juvenil y no hay espacios para esto en los medios”, dice.
Ninguna editorial le paga a algún booktuber colombiano y esto en parte ayuda a que hagan reseñas o críticas independientes. “Nosotros podemos leer o no los libros y hablar bien o mal de ellos sin ningún problema”, asegura Juliana.
El beneficio económico llega por otro lado, aunque no en grandes cantidades. “Yo tengo monetizado mi canal de Youtube, pero acá no se puede vivir de esto, a diferencia de los youtubers de otras temáticas. A mí solo me da dinero como para comprarme antojos como libros raros, pero nada más”, explica esta antioqueña.
¿Los nuevos críticos literarios?
Como los booktubers están ocupando espacios que antes eran reservados para los académicos o intelectuales y ahora son invitados a las ferias de libros como la de Bogotá, Buenos Aires o Ciudad de México, han despertado cierto rechazo en algunos círculos que menosprecian lo que hacen por el estilo de libros como Cazadores de sombras, After, Bajo la misma estrella, Crepúsculo o Divergente y sus respectivas reseñas.
Sin embargo, ellos no se consideran críticos literarios ni pretenden desempeñar ese papel y se identifican más bien como promotores de lectura. Buscan que los jóvenes se enganchen con la literatura, más allá de sus trabajos para el colegio o la universidad.
“Lo que viene de los críticos literarios viene con la idea de ‘esto está bien y esto está mal’, en cambio nosotros hablamos desde un punto de vista personal, como ‘esto me gustó por esto o no me gustó por aquello’. Incluso, aunque no nos guste, recomendamos ‘léelo de todas formas’ para poder tener discusiones”, dijo Fa en una entrevista al medio mexicano Excelsior.
Frente a esto, Diego Aristizábal Múnera, comunicador – periodista y columnista de literatura, tiene otra opinión: “algunos pueden criticarles que lo único que leen son historias fantásticas, de vampiros o ángeles. A mí la verdad no me preocupa mucho eso, cada quien lee lo que quiera, es claro que entre más lea alguien más crítico se volverá con sus lecturas y puede que algún libro que le pareció maravilloso a cierta edad luego, con el paso de los años, no le resulte gran cosa porque poco a poco ha ido adquiriendo ciertos elementos que le permiten juzgar una obra con argumentos más sólidos”.
Sin embargo, da una recomendación: “Que no se queden solo en decir que amaron cierto libro, con mucha emoción porque eso sí les sobra, sino que argumenten más, que lean algún fragmento y lo comenten, que presenten mejor y de manera más clara la trama y a ciertos personajes”.
“Yo lo que pretendo es que vean que uno se puede divertir mucho leyendo y que leer no es solo para el nerd o el ratón de biblioteca”, afirma Juliana.
Lo cierto es que la fórmula de literatura juvenil + personalidad + Youtube funciona y es una alternativa no solo de contenido, también de mercadeo .
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